—¡No puedes desparecer así! Me iba a morir de los nervios, pudo pasarte algo!
—Iba a volver antes de que te des cuenta—respondió con confianza.
—Pues adivina qué, sí me di cuenta. Menos mal que Leonardo...—comencé a decir, luego lo reconsideré—. ¡No solo te escapaste del parque, te fuiste con un completo extraño!
—Me dijo que te conocía...—Nicky agachó la cabeza, no sé si por arrepentimiento o porque quería causarme lástima.
—Mucha gente va a decir que me conoce y son secuestradores. No vuelvas a irte sin decirme. ¡Estarás muy castigado!
—Mis otros papás no me castigan —masculló, levantó la mirada y notó lo inoportuno de su comentario, menos mal Leonardo no lo escuchó, o no hizo caso a eso de sus otros padres—. ¿Y mi helado? —preguntó con cinismo.
—Entra, directo a bañarte, nada de helado hasta navidad —le ordené en la puerta de casa, el niño entro furioso. Yo me quedé un momento con Leonardo.
—Mira... gracias, te juro que esto no me había pasado antes, solo contesté le teléfono y Nicky es muy escurridizo.
—Tranquila, lo sé, cosas de niños. Pero, supongo que fue una señal para que reconsideres mi trabajo como seguridad. A veces cosas así suceden cuando menos te lo esperas. Como yo me llevé a Nicky, cualquier otro pudo hacerlo.
—Lo sé. Lo pensaré, y por favor lo que pasó hoy...
—No le diré a tu padre. Todo lo que suceda será confidencial.
Volví a agradecerle y entré a casa. Tenía por delante una semana más o menos tranquila, hasta la siguiente luna llena.
****
Daniel y un par de empleados que teníamos, de los que no hacían preguntas, recogieron el cuerpo del carroñero embolsado y congelado y lo llevaron en un camión hacia la galería de Adam.
Ni bien lo despachamos, un paquete llegó a mi puerta. Al leer el remitente, lo subí a mi habitación sin que nadie lo viera.
Era una caja muy elegante, blanca con un moño de seda negro. Adentro, había una nota:
Para esta noche, con amor: Adam.
Desenvolví lo de abajo, era un vestido y junto a este venía un antifaz a juego.
Me lo puse sobre mi cuerpo desnudo. Me quedaba perfectamente entallado, era corto por delante y largo por detrás, de tela transparente, con un bordado de piedras en la zona del busto que bajaba rodeando mi vientre hasta debajo de este. Se notaba que Adam lo había escogido personalmente. Me maquillé poniendo énfasis en un labial rojo y me peiné hacia un lado.
Ya lista, mandé un mensaje a Leonardo para que me recogiera.
Bajé tranquila a la sala, donde no esperaba encontrarme con mi padre, jugando videojuegos junto a Daniel y Nicky.
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Shifting
ParanormalCuando mi hijo me advierte que hay un monstruo debajo de su cama... sé que dice la verdad. Porque él mismo trae esas criaturas a nuestra realidad mientras viaja de una dimensión a la otra. Como hacía yo, como hacía su madre, como hacían sus otros pa...
14. La subasta de luna llena
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