Guardaespaldas

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ADVERTENCIA: ESTE CAPÍTULO CONTIENE ESCENAS EXPLÍCITAS DE SEXO, POR FAVOR NO LEER SI NO LES GUSTA ESTE CONTENIDO.

Jade Scott

Miré fijamente a la chica que estaba en el espejo frente a mi. Su cabello muy bien arreglado, su vestido de diseño, su maquillaje perfecto, sus joyas.

Esa chica no era yo, a mi me gustaba andar siempre con ropa holgada y era muy raro que me aplicara maquillaje, odiaba las joyas porque no podía creer que alguien gastara tanto dinero en esas pequeñas piezas cuando había gente muriendo de hambre y con solo unos aretes podrían ser alimentados.

Quizás era hipócrita al decir que no quería esta vida, pero más allá de los lujos, mi padre se había empeñado en hacerme la vida miserable. Si, solo tenía ropa de diseño, la mejor tecnología, el mejor auto ¿pero a que costo? Mi padre no era mas que un maltratador y siempre que tenía la oportunidad de humillarme lo hacía. No podía salir de casa a menos que sea uno de sus eventos sociales. Ni siquiera tenía amigos.

Cerré los ojos con fuerza al recordar a Jill, creí que era mi amiga, pero un día me enteré que mi padre solo le pagaba para que viniera a verme y así yo poder dejar de molestarlo. No me enteré de la forma más bonita, la horrible imagen de ellos teniendo sexo en la oficina de mi padre aún me persigue y aún más si ella sigue viniendo solo para acostarse con él.

Tomé una respiración profunda para evitar la arcada de asco y salté al escuchar la voz de mi padre.

Hablando del diablo...

-Sabía que ese vestido te vendría bien -dijo entrando a mi cuarto y me di la vuelta para verlo con un traje negro.

Si bien quiere decir, parecer una cualquiera, entonces había elegido el correcto.

-Escúchame bien, Jade, hoy te comportaras como una buena chica -levantó una mano y me tomó con fuerza la mandíbula. -no querrás más castigos ¿cierto? -negué con la cabeza y sonrió -veo que tapaste bien los moretones. Bien. -me mordí la lengua para no decir algo que podría perjudicarme.

Ayer le habia levantado la voz y él me dio una cachetada tan fuerte que mi labio se rompió un poco y dejó un moretón en mi mejilla.

-Señor Scott, los autos ya están listos al igual que los guardaespaldas. -habló una ronca voz en el marco de la puerta y enseguida sentí mi corazón acelerarse.

Mi padre me dio una última mirada antes de soltarme y se giró para ver a mi guardaespaldas personal, Harry.

-Bien, necesito ver algo más en mi despacho y nos iremos. No la dejes sola.

-Como diga, señor. -mi padre salió de mi cuarto y los ojos fríos de Harry me miraron fijamente. Su mirada recorrió mi vestido y vi una mueca de disgusto en sus deliciosos labios.

-Lo sé, muestra mucho -murmure.

-No me gusta -gruñó y se acercó a mí -y juro que un día mataré a ese bastardo por tocarte -apretó con fuerza la mandíbula y negué con la cabeza para luego abrazarlo.

-Sí lo haces morirás.

-Y quedarías sola -lo miré y tomó mi cara entre sus grandes manos -jamás te dejaría sola con él.

-Lo sé -acercó sus labios a los míos y comenzó a besarme de forma lenta.

Mi labial no se corría, lo que agradecía enormemente ahora.

-Mía, solo mía -murmuró contra mis labios y luego me apoyó contra una pared.

Harry no sólo era mi guardaespaldas, también era el hombre al que amaba más que a nada, había sido mi pilar desde el día en que lo conocí. Era el único que se preocupaba por mí y el único que me quería incondicionalmente.

One Shots Hot [H.S] Where stories live. Discover now