Epílogo

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La música resonaba a través de la cabina, y TaeHyung no podía dejar de sentirse orgulloso al ver a la banda tocando detrás del vidrio. Nada se podía comparar a escuchar que sus letras realmente se cantaban. Unos brazos rodearon su cintura y se echó hacia atrás en el abrazo con una amplia sonrisa. La voz de SeokJin acarició su oído.

—Suena muy bien.

TaeHyung asintió, deleitándose con todas las cosas buenas que le habían sucedido en el último año y medio. En el rancho, se había trasladado a la habitación de SeokJin, y no mucho después este había descubierto su cuaderno de letras. El vaquero se había deleitado con ellas, y lo había animado a que las expusiera para que el mundo las escuchara. Le había llevado un tiempo antes de que tuviera la valentía de mostrárselas a los demás, pero no pasó mucho tiempo hasta que fueron compradas por una banda de alto perfil, y ahora estaba aquí, escuchando como eran cantadas por un artista cuya voz podía ser comparada con una hermosa puesta de sol estival en el rancho.

La banda estaba grabando en ese momento, y vio al cantante guiñarle un ojo a través del cristal. Un sonrojo barrió sus mejillas y sintió a SeokJin apretar los brazos alrededor de él. Christopher Bang había estado insinuándosele desde el primer día, tratando de alejarlo de SeokJin. Los dos hombres se habían peleado a puñetazos, pero TaeHyung dejó claro a  Bang que sólo un hombre tenía su corazón, y que siempre lo mantendría.

Inclinó su cabeza hacia atrás y arrugó la nariz hacia SeokJin.

—No tienes que estar celoso, Jin. Ya le dije que mi corazón sólo pertenece a una persona.

—Mejor que sea yo —gruñó SeokJin en su oído, y TaeHyung se echó a reír, sacudiendo la cabeza.

—¿Cómo puedes ser tan inseguro en lo que respecta a mí, Jin? Llevamos juntos dos años, y tú lo eres todo para mí. —TaeHyung se dio la vuelta en su abrazo y miró al hombre que lo había salvado de muchas maneras. La banda pasó a la siguiente canción, y las palabras salieron de los labios de Christopher—. Además, no escribí esa canción para cualquiera, ya lo sabes.

SeokJin sonrió con ternura, perdiéndose en los ojos violetas que lo miraban y le acarició las mejillas con su pulgar. Las palabras de la canción se metían en su corazón, penetrando profundamente, y dándole consuelo. TaeHyung había florecido de tal manera en el último año y medio, que SeokJin no podía dejar de tener miedo de que otras personas lo vieran y trataran de llevárselo. Como el que cantaba las canciones de su amor en ese mismo momento. Frotó su nariz con la de TaeHyung y tiró de él más cerca, rozando sus labios ligeramente sobre el joven antes de inclinarse hacia atrás.

—¿Cuánto tiempo más tiene que pasar hasta que podamos volver a casa? —preguntó.

—Esta es la última sesión, y además, no tenemos que estar aquí. Ya sé cómo suenan. Esto es sólo la sesión de grabación. — TaeHyung sonrió a Christopher en la sala de grabación, y la voz del hombre tembló un poco por la felicidad absoluta en la cara del chico.

Christopher lo había intentado todo para  atraer a TaeHyung, ya que se sentía atraído por la inocencia y la belleza del joven. Estaba sorprendido por la capacidad de escribir esas canciones, con esa profunda emoción detrás de ellas. Le tocó la fibra sensible de su corazón, dando a luz a la necesidad de proteger y mantener al hombre más pequeño. Pero para su decepción, nada de lo que decía alejaba la atención del joven lejos del gran vaquero. Golpeó el último acorde de guitarra mirando a los dos hombres en la cabina cuando la última nota se desvaneció en el silencio. Podía ver el cariño y el amor entre ellos, y le dolía no tener a alguien a quien llamar suyo. Había pasado mucho tiempo desde que había tenido una relación que durara más de un mes.

𝐁𝐞𝐡𝐢𝐧𝐝 𝐌𝐲 𝐒𝐜𝐚𝐫𝐬  ➻ 𝐽𝑖𝑛𝑇𝑎𝑒Where stories live. Discover now