𝐒𝐢𝐧 𝐐𝐮𝐞𝐫𝐞𝐫 𝐐𝐮𝐞𝐫𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨- 𝐆𝐞𝐨𝐫𝐠𝐞 𝐖𝐞𝐚𝐬𝐥𝐞𝐲 [+18]

34. de vuelta a casa.

Incluso Hagrid me había mandado una canasta con unos huevos que esperaba que no fuera de Dragón. Madame Malkin me mandó una canasta con una linda bata de seda y un vestido de seda negro junto a golosinas. Por parte del local de Daniel me mandaron muchos trozos de pastel deliciosos. Habían más e incluso habían algunas en mi cama que papá aseguraba que alguna debía ser de admiradores secretos. Dean, McLaggen, Krum, Leonard y Ernie Macmillan se habían encargado de mandarme bandejas que parecían de San Valentín para decirme cuánto les dolió mi recaída y que en la semana me iban a venir a ver.

Me llamaba mucho la atención la caja que estaba sobre mi cama, se me hacía familiar el color naranja y temía estar equivocada. Al leer la tarjeta pude ver "G.W" no pude evitar sentarme en mi cama. Era él. Estaba segura.

—¡¿Cariño? ¡Estamos sirviendo pastel!— grito mi padre.

—¡Voy de inmediato!— escondí rápido la tarjeta para que papá no la quitará si la leía y corrí a la sala.— voy a comer del de chocolate.

—¿Quieres algo?— María apoyo la mano en el muslo de Blaise y el negó.

—¡No seas tímido!— Hannah lo empujo ligeramente.— Neville era igual al principio.— acarició su mejilla y beso sus labios.

Me sentía impaciente por ir a leer la tarjeta de George, me rompía la cabeza, más porque era grande. ¿Que me escribió? ¿Que me mandó en la caja?

—¿En que piensas tanto, Amy?— Leonard, que estaba a mi lado arreglo el cabello de mi rostro.

—es que solo pensaba en lo agradecida que me sentía con las personas del callejón, son muy lindas.— sonreí aceptando el plato con pastel.— hoy mismo voy a ocupar mi camisón nuevo y voy a probar los chocolates que me regalaste.

—de seguro se te verá muy bien el camisón.— me sonrió y por alguna razón ya no se sentía amistoso, más bien coqueto.

El notar que estábamos teniendo este juego me gustó, y no sabía la razón exacta, simplemente me gustaba.

—no dudes eso.— continue. Note su acercamiento leve, como sonrió mirando hacia enfrente.

—si necesitas ayuda con algo, no dudes en llamarme. Estoy disponible.— insinuó. No sabía que tan mal me veía, aunque aun así él me miraba como si fuera demasiado bella.

—y si quisieras venir a supervisar como estoy... No me molestaría.— note como su brazo paso por detrás de mi. Me recosté en el con disimulo y mire su mano quedar por sobre mi hombro izquierdo.

—¿Te sientes completamente bien?— pregunto Nathan. Salí del trance y lo mire.

—Amy sabes que si necesitas algo me puedes avisar, te puedo mandar comida del restaurant y más.

—puedes venirte conmigo y María y allá tenemos un cocinero personal, puedes pedir lo que se te antoje.— ofreció Blaise.

—muchas gracias, aunque no creo que sea necesario.— me sentía una molestia al sentir que se tenían que preocupar tanto por mi.— yo estaré muy bien, se que si porqué-

—¡Son las nueve y media!— mamá chillo asustada.— ve a alistarte para ir a la cama, nadie se irá hasta que no estés en cama.