Final

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Fuera, el aire era tan denso que podía cortarse, y en las calles abiertas olía a medio día; un olor húmedo salado y acre. Alguien acabaría atraído por su energía negativa de ese día. No quería ir a esa reunión, pero tenía que hacerlo si quería hacer lo que tenia planeado. Aún recuerda cuando le propuso su idea a Jungkook.

¿Y qué piensas?

—Es una idea increíble.— acostados le acarició el cabello.— Sabes que te apoyaré en todo.

—Gracias, pero ¿enserió crees que esta bien?

— Está de maravilla que quieras llevar la iniciativa.— le dio un beso — lo harás excelente.— después de eso fue una noche de puras risas y besos.

Ahora bien, tenia que ser firme con su decisión. Ahora más que nunca quería ser independiente, quería demostrar de que estaba hecho. Pero más que todo quería demostrarse así mismo de que podía lograr lo que se propusiera. Retomó su marcha ahora más alegre, sintiendo el aire frío tocar sus mejillas sonrojada, pero nadie podía quitar la sonrisa de valor que tenia en la cara, lo hacía brillar más que nunca antes.

Llegó a la fundación y vio a la señora Jiyu.

—Buenas tardes, señora Jiyu.

—Buenas tarde, querido Jimin.— Se levantó y lo saludo.—Toma asiento por favor.

Se pusieron a platicar de sus días, de como estaban, de que estaba haciendo en su retiro temporal, y de como estaba llevando el asunto. Jimin, escuchaba atentamente a lo que le decía la señora Jiyu, ella siempre fue buena con él, lo apoyaba en todas su decisiones, y además siempre fue como una madre para él. En cambio su marido era todo lo contrario a ella. Seguían platicando hasta que llegó el momento.

—Jimin, tengo que decirte algo que te hará feliz.

—Dígame.

Antes de que pudiera decir algo, llego Bambam y su mamá. ¿Cómo pudo olvidar que ellos también eran parte de la fundación? De soló mirarlos ya le dolía la cabeza.

—Vaya, vaya, pero mira a quien tenemos aquí.— Aplaudió mientras se acercaba. Odiaba la manera cínica de Kunpimook.—Pensé que estaría en tu casita, debajo de tu sábanas, escondiéndote de las mentiras que dijiste sobre Jaebum.

Jimin, suspiro. Él no vino para esto.

—Kunpimook, para.— Dijo con autoridad la señora, Jiyu.— Jimin está aquí porque Yo lo invite.

La sonrisa de Kunpimook se desvaneció.

—¿Y para que precisamente necesita de él?

—Para hacerle una pregunta.

—Señora, no creo que tenga que hablar nada con él, ya sabe la clase de persona que es.— contraatacó la mamá de Kunpimook.

—Exacto se la clase de persona que es, y es por eso que lo llamé.— Se dio la vuelta y miró a Jimin.— Querido a partir de hoy, puedes volver a tu trabajo y pasarías hacer nuevamente el director del hospital, dejarte ir fue un error, eras el mejor en el cargo, y ya hice entrar en razón a mi esposo, espero que puedas perdonarnos.

Kunpimook y su mamá lo fulminaban con la miradas. Si hubiera sido antes, él hubiera aceptado al toque, pero ahora no era él del pasado. Era un nuevo Jimin.

—Lo siento, pero no puedo aceptarlo.

—¿Porqué?.—Junto sus cejas.

—Aprecio su consideración señora, Jiyu.—Sonrió.— Pero ahora me he decido a abrir mi propio hospital. Quiero hacerlo, ya es hora. Me la he pasado todo el tiempo en su hospital, que es tiempo de que haga algo más grande.

Amarga RealidadWhere stories live. Discover now