6.-El otro lado del cristal (2ª parte)

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—Lo sé —dijo Tristan. Él había sentido en sus carnes el magnetismo al que se refería su amigo—. Lo he visto.

—Pero no deja de ser un clon de Alcide —recordó el óptimo—. Tiene la base genética de un monstruo. En algún momento, Néstor Alcide solo fue un niño triste que tocaba el violín.

—Él no —dijo negando con la cabeza—. Zero es bueno hasta límites que rozan el ridículo.

—¿Y eso lo sabes por haber estado una noche con él? —observó el óptimo—. Te ha dado fuerte. Deberías saber con quién estás tratando antes de caer en una trampa. Tienes muchos recursos a tu alcance, ¿por qué no los usas?

—Lo haré —aseguró—. Porque eso sería lo más lógico y en condiciones normales ya lo habría hecho. Pero… no creo que me equivoque, Lenda. Suena estúpido pero sé que no me equivoco.

—Tú mismo, es tu pellejo el que está en juego —suspiró el óptimo—. ¿Entonces? —añadió con una mirada inquisitiva y una sonrisa ansiosa—. ¿Es tan perfecto como dicen?

***

El viaje de las Termópilas a La Odisea se hacía en un tercio de los días que llevaba llegar desde El Elíseo. Cuando la gigantesca ciudad espacial le recibió, sabía que la nave de Dorrick aún tardaría casi una semana en arribar. Con eso contaba, esa semana era importante. En esa semana tenían que realizarse dos reuniones de estrategia comercial, un eufemismo para referirse a los planes de conquista que todavía restaban pendientes. Poco a poco pero con paso firme, la corporación Mar-en-Calma iba ganando terreno.

Se alegraba, o al menos, lo hacía la mayoría de los días. Pero otros, añoraba la relativa seguridad de maniobrar desde las sombras. Ahora, cada vez que tenía que dar una de esas horribles reuniones, no sabía si había dejado de ser el titiritero para convertirse en una marioneta más. Ese pensamiento le ponía furioso.

—Fenris —le saludó Rodrick al llegar—. Llegas pronto, te esperábamos para la semana que viene.

—¿La semana que viene? —se extrañó—. No, tengo los días programados desde hace tiempo; mañana es la reunión.

—¿No recibiste los cambios de fecha? —preguntó Rodrick con tono compungido—. Mandé todos los…

—No he recibido nada —atajó Tristan frunciendo el ceño—. Llevo casi veinte años haciendo malabarismos con tres trabajos, cuatro bases y dos identidades y nunca, me he confundido de día. Nunca.

—Quizá fuera un error en…

—Mantener mi agenda no es fácil, así que todo tiene que cuadrar. Todo. No quiero excusas. No tengo una semana, quiero que esa reunión se celebre cuanto antes.

—Pero Nube-de-Fuego no pued…

—No me importa —contestó con sequedad—. Arréglalo.

—Quizá pueda adelantarlo… ¿cuatro días? —sugirió Rodrick empezando a palidecer. Nunca había sido un leónida valiente, incluso de pequeño, sus compañeros le había tratado como una rata por su capacidad para sobrevivir por encima de los otros. En aquel momento, él había alabado su actitud, ahora empezaba a ser realmente molesta—. ¡Es imposible hacerlo antes! Estaban convocados para la semana que…

—Está bien —concedió Tristan. Eso todavía le daba dos días de margen, dos días y quizá pudiera contactar con Dorrick y atrasar su llegada a la Odisea. Ganar tiempo, pero… ¿cómo?

Sumó a Rodrick a su lista de problemas a solucionar. Cada vez le agobiaba más estar en la Odisea y todo lo que ello conllevaba. Meditó un poco sobre la oferta del puesto de embajador en Galileo que le había ofrecido su sobrino. Acarició mentalmente la idea de una vida tranquila apartado de los problemas de la política spartana directa. El cargo implicaba responsabilidad y dedicación completa, y trasladarse al paraíso que suponía para él el planeta artificial.

Nadie es perfectoWhere stories live. Discover now