Capítulo 19

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Aysel jadeaba sonriente. Acababa de refrescar su rostro con agua del lavamanos y jabón líquido en un intento de borrar la evidencia de mi olor, y arreglaba el desorden de su cabello cuando le dije:

—¿Estuvo bien para ti?

Sus ojos se conectaron con los míos en el espejo, una de sus cejas alzadas con descaro.

—¿Preguntas eso a todo el mundo después de coger?

—En primer lugar, no cojo con todo el mundo —repuse indignada y comencé a lavar de mis manos toda la evidencia de mi delicioso crimen—. Y me preocupo por ti, estúpida. Quiero saber si tuviste lo que buscabas.

—Pues olvida el tema, corazón. Nunca pasó, y no quiero volver a hablar al respecto.

—Loca —dije por lo bajo y procedí a arreglar el adorno en mi cabeza que se había movido a mitad de la función.

Entonces ambas escuchamos que tocaban la puerta del baño y nos vimos a la cara reprimiendo una risita.

—¿Tú cerraste? —pregunté en un susurro.

—No —respondió ella en voz todavía más baja, con su sonrisa atravesando su rostro casi por completo.

—Estás consciente de que podrían habernos descubierto, ¿no?

Ella solo asintió mientras mordía sus labios, y no pude evitar imitar su gesto. Me gustó que esa posibilidad la emocionara, no esperaba eso de ella.

Ambas adoptamos nuestra mejor expresión de inocencia inmaculada y nos tomamos de las manos, como haría cualquier par de primas que se estiman y se llevan bien.

No sé si ambas entendimos al momento de abrir la puerta que algo andaba mal, que todo se había torcido. Pero si veo atrás y repito ese momento, puede revivir el terror, el golpe en el pecho, la terrible sensibilidad en la piel. Fue como si todo el oxígeno del mundo se hubiese evaporado.

Pero en aquel momento no fuimos lo suficientemente rápidas para asimilar ni reaccionar, cuando entendimos que había un error, el par de hombres al otro lado de la puerta ya se alzaban sobre nosotras.

Lo último que sentimos fue la aguja en el cuello. Aysel cayó casi de inmediato, pero yo seguí luchando un poco más contra la inconsciencia, aquella temible oscuridad que se cernía sobre mí para devorarme.

Era aterradora por lo que implicaba, porque si me dormía, acabaría a merced de las intenciones de nuestros agresores. Estaría tendida e indefensa, y ellos podrían hacer conmigo cualquier perversidad que les provocara.

Y aunque era inútil, aunque la pesadez me vencía, aunque mis brazos y piernas se movían como si me encontrara sumergida en un pozo de barro espeso, seguí luchando, porque no estaba sola, porque la seguridad de Aysel dependía de mí, porque si algo le pasaba no podría perdonármelo.

Así que tuvieron que inyectarme una segunda dosis, y pronto me sumí en la inconsciencia.

☠💀☠

Cuando desperté no podía abrir los ojos. O tal vez sí, pero no hacía mucha diferencia. Estaba vendada.

La histeria comenzó a reptarme por las piernas como insectos en manada y mi respiración se empezó a acelerar ante la idea de su acercamiento. No quería sentirme así, no estaba siendo profesional, no estaba pensando claro; me sentía patética, y esa decepción, aborrecer las reacciones de mi cuerpo, los delirios de mi mente, eso solo aumentaba mi desesperación.

Pero por mucho que lo intentara, mi mente no se aferraba al ahora, a la realidad, no estaba en condiciones de maquinar porque seguía sangrando de una herida que nunca permití que sanara.

Nerd 2.5: Parafilia [+18] [COMPLETA]Where stories live. Discover now