Capítulo 10

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Apenas comenzaba mi primer día universitario mientras salía del salón de Sama'el. En ningún momento me pasó por la mente ni la mitad de los sucesos que acontecerían a partir de ahí. Jamás, lo cual fue muy novicio de mi parte, como si no estuviese familiarizada con lo mucho que veinticuatro horas podían hacerle a una vida entera.

Caminaba junto a Aarón al despacho del director. Me di cuenta de que llevaba la corbata desatada a pesar de que su camisa estaba metida a la perfección dentro de su pantalón. Su cabello estaba muy alborotado en ondas que parecían tener vida propia, muchas de ellas se interponían en su rostro mientras caminaba.

Era un muchacho atractivo, no parecía el bicho raro que demostró ser en el balcón del caserón de Celina, daba más la impresión de ser una de esas personas que odia todo en la vida, salvo a sí mismo. Pero eso solo lo hacía más interesante, intensificaba a cualquiera el deseo de quebrar su burbuja.

¿Sabrían sus compañeros, aquellos que lo miraban con añoranza y a mí con envidia —como si mi escolta fuese parte de un linaje real—, que algo debía estar muy mal en el equilibrio mental de Aaron?

Al cabo de unos pasillos en silencio, él se notó incapaz de contenerse más y me dijo:

—Estabas dispuesta a besar a un potencial asesino que te observaba dormir en tu balcón, pero no pudiste decir que te goteaba sangre de la vagina en clases.

—Ven acá.

Arrastré al muchacho por el brazo hasta que encontré el primer cuarto vacío. Por suerte era el almacén de las escobas y los detergentes y no el baño. Olía mejor.

¿Había sido un error de mi parte dejarle conocer parte de la verdad detrás de mi máscara? No, había sido supervivencia. Y la supervivencia a veces acarrea consecuencias, pero nunca hay que arrepentirse de seguir estando vivos.

Si hubiese actuado como Mailyn en ese momento, habría sido la presa más fácil posible. Preferí demostrarle al intruso que, tal vez, el que debía temer era otro.

Ahora me tocaba arreglar las consecuencias de mis actos, pero tampoco sería difícil. No sería la primera creyente que finge ser una cosa en público y en privado resulta ser un caos completamente distinto.

Cuando cerré la puerta del cuarto de limpieza detrás de nosotros, la voz cínica de Aaron se elevó diciendo:

—Si Aysel se entera de que acabas de encerrarte conmigo... solos, nos va a picar a los dos. Espero que lo sepas.

No sé si él lo decía en serio, pero yo no dudaba para nada de la capacidad de Aysel para picar humanos sin tener que lidiar luego con remordimientos. Si pudo masacrar a su gato, su novio solo sería un animal menos.

—Puedes salir si te da la gana —expliqué señalando la puerta—, no estás amarrado.

—Muy mal de tu parte —bromeó él—, hay suficientes sogas alrededor.

Me apoyé de la puerta con los brazos cruzados, mirando al pálido rarito frente a mí con los ojos entornados para demostrarle que no estaba jugando. Pero él seguía sin borrar la sonrisa de su rostro, como si quisiera afirmar que él tampoco jugaba.

—No me quiero imaginar los juegos que tendrás con tu novia. —Negué para sacarme esa imagen de la cabeza—. Te traje aquí precisamente para hablar de Aysel, no para acosarte. Así que deja el drama.

—Qué decepción —suspiró con dramatismo—, empezaba a imaginarme que tenías algo divertido preparado para mí.

Empezaba a querer ahorcarlo con su propia corbata, a ver si así se le acababan los comentarios descarados.

Nerd 2.5: Parafilia [+18] [COMPLETA]Where stories live. Discover now