CAPÍTULO 14

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Dos hermosas  damas aparecieron bajo las arcadas que daban al comedor desde los pasillos, agarrada una al brazo de la otra, con las cabezas altas y sus ojos puestos en la mesa principal. Thais con su cabello oscuro y ligeramente ondulado, recogido en dos colas bajas con cuendecilla dorada, vestida color rojo oscuro, y otra de magnífica cabellera veteada entre castaño y oro en una trenza sencilla, vestida con delicada veste azul, que quedaba algo corta, pues era más alta que la reina.

El porte de ambas era regio, tras ella el rostro imperturbable de Masroud escoltándolas hacia la mesa que presidía el comedor. Todos los ojos estaban clavados en ambas, aunque éstas no miraban a nadie en particular, parecían conversar animadamente, ignorando que eran observadas con tanta atención. Su hermano acomodó a cada mujer, a Thais a su izquierda del sillón que Kiran solía utilizar, y a la joven a la derecha del sitió que él tomó.

Kiran se apresuró a tomar su lugar, mientras miraba a su esposa, que continuaba con una cálida sonrisa. Volvió sus ojos a Masroud, este se encogió de hombros, aunque mentalmente contaba la cantidad de cuchillos que descansaba en esa mesa. Su instinto le decía que, aunque vistiese como una dama, esa mujer era la hija de una tigresa con las garras escondidas bajo sus delicadas zarpas.

Sayideh tuvo que hacer un esfuerzo titánico para comportarse. Ella nunca había estado en semejante situación. Las comidas o cenas en su castillo acababan siempre de la misma forma, con mozas en cualquier rincón, con la falda levantada y la soldadesca ahíta de alcohol haciendo turno entre los muslos de estas. Jamás se quedaba el tiempo suficiente de coger un plato de la cocina y subir a esconderse en su guarida.

Allí, hasta el más bajo de los soldado parecía haber aprendido los rudimentos de la civilización. Masroud, a su lado, no cejaba de vigilar cada uno de sus movimientos. Maldito hombre. ¿A dónde iba a ir? En ese dormitorio a pesar de usar un grillete, había estado más segura que en toda su vida. Ni siquiera le pareció horrenda la idea de pasar con ese guerrero una o varias noches más. Quizás incluso en la cama. Ya tenía edad de ello. Al menos ella decidiría con quien sería su primera vez, no sería violentada en un lugar sórdido si no era lo suficiente lista para hacerse notar como la tigresa. Aun así, muchos hombres la miraban con lascivia en su propio hogar. Tenía que llevar lista la espada, a medio desenfundar siempre que cruzaba algún solitario lugar en la oscuridad.

Así no se podía vivir eternamente. Algún día su padre moriría, y su hermano la entregaría en matrimonio a cualquier idiota barrigudo para servir de moneda en cualquier tratado.

Al menos la vez primera en la cama de un hombre pretendía a disfrutarla. Miró de reojo a el Implacable cuando este le ofreció una segunda copa de hidromiel. Ella imitó a resto de comensales tomando solo un sorbo y dando un gesto de agradecimiento con una elegante inclinación de su cuello. El guerrero la miró con los ojos entrecerrados. No se fiaba ni un solo pelo de aquella fiera salvaje disfrazada de dama, por muy hermosa y apetecible que fuese. La comida les era servida y ella se comportaba con compostura impecable, aunque , observaba a los demás comensales de reojo antes de trinchar o tomar algún alimento, como si nunca hubiera estado en una mesa semejante.

––Joven damisela––dijo Kiran dirigiéndose a ella––. ¿Nos haréis conocer esta noche vuestro nombre o familia? Imagino estarán sumamente preocupados.

––Temo que no será así, mi señor––respondió Sayideh con tranquilidad a pesar de estar justo al lado del soberano de aquel calstillo, el mismo Sanguinario.

Masroud tomo la palabra.

––Haced caso, será lo mejor para vos. No recibiréis ninguna reprimenda, quizás de vuestra familia por vuestra obstinada actitud.

Kiran suspiró, tozuda muchacha....

––Dadme vuestro nombre y familia, y tendréis vuestro propio aposento y mañana una guarda que os lleva a la puerta de vuestro hogar––repitió el rey a la joven en tono suave pero firme.

Leyendas de los Reinos Velados, 2. Masroud el Implacable.Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora