Capítulo 5

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Caminó como todo un hombrecito del lado de su tío, quien no hacía otra cosa que sentirse orgulloso de estar ahí con él, tocaron a la puerta del departamento al llegar y esperaron, pronto el sonido de la manilla se escuchó abriéndose la puerta, Regina los recibió con el niño en brazos, usando un delantal y una sonrisa en sus labios demostrando alegría por su llegada.

"hemos cumplido nuestra última misión del día", comentó Henry.

"así es campeón", apoyó David incitándolo a que chocara sus manos.

"ahora...¡a jugar!", exclamó el niño entrando como un rayo por la puerta, acabando con todo lo que encontraba a su paso.

"¡Hen...!", Regina intentó sensurarlo, David la detuvo, haciéndole una seña con los ojos, "pero...", quiso protestar porque no le permitió reducir a la obediencia al niño.

"shhh", fue como si tuviera poderes mágicos sobre ella, porque con ese simple sonido de sus labios, logró silenciarla, desviándole la atención tomando a Roland en sus brazos, ella necesitaba ponerse a cocinar, "ven con el tío, grandulón, ahora jugaremos mientras mami prepara la cena", pasó frente a ella, sentándose en la sala con el niño en su regazo haciéndole culquier tipo de caras graciosas, ella cerró la puerta, suspiró enternecida por lo que veían sus ojos y se fue a la cocina moviendo la cabeza de un lado al otro.

Varias horas más tarde que Henry la ayudó a poner la mesa y David a servirla, comenzaron a cenar, el niño más pequeño esta vez comió de la mano de su madre, quien con toda la calma, logró que terminara toda su comidita.

"¿mami, el tío puede quedarse a dormir conmigo esta noche?", preguntó Henry, Regina miró a David quien ni se movía, ella no esperaba ese pedido, "¿por favor?", suplicó.

"con esos ojitos quién puede negarse", comentó, limpiándole la boquita al bebé sentado a su lado en su sillita alta.

"¿sí?", inseguro por su respuesta preguntó de nuevo.

"con una condición", el niño rodó los ojos como mismo lo hacía ella en momentos de extrema molestia, David admiró el parecido entre madre e hijo, "usted debe acostarse temprano", Henry cruzó sus pequeños brazitos, esa condición no era de su agrado.

"de eso me encargo yo", intervino David, ganándose una mirada fulminante de su sobrino.

"a lavarse los dientes y directo a la cama jovencito, de lo contrario no hay trato", la obedeció a regañadiente, se había pasado todo el día dando vueltas y todavía quería más, era incansable.

"me encargaré de controlar su rebeldía", David lo siguió escaleras arriba, ella se quedó a limpiar la cocina y luego dormir a Roland, esta última tarea, la más complicada, pero ya tenía práctica, le entregó un juguetico y comenzó con la recogida de los platos sucios, sin perderlo de vista, así, hasta que terminó.

"ven mi niño, es hora de dormir", se aseguró de que el departamento estuviera completamente cerrado, subió las escaleras, cambió al niño de ropita, y se sentó en el sillón a dormirlo.

"mi niño, te confesaré algo, tienes que prometerme guardar el secreto", hablaba con el bebé como si fuera un adulto que entendía, tal vez era por eso que lo hacía, con nadie más podía liberar el gran peso que llevaba en su corazón, "tu tío está despertando los sentimientos que enterré en lo más profundo de mi corazón hace tantos años y eso no es buena señal", se balanceaba en el mueble con la cabecita del niño recostada en su hombro, ella se la cosquilleaba, método infalible para lograrlo rendir, "una vez sufrí mucho porque esos sentimientos eran muy intensos, tengo miedo, estoy aterrada", terminó su confesión e hizo silencio, sentía que haber exteriorizado sus más escondidos pensamientos, la había dejado vacía.

Sorpresas de la vidaWhere stories live. Discover now