—Te estoy hablando muy en serio. Aysel no puede saber de la manera en que me comporto contigo. Ni de mi atrevimiento ni de mis malas palabras al expresarme.

Entonces los ojos oscuros del chico se delataron en genuino interés, y sus manos se enterraron en los bolsillos de su pantalón mientras él sonreía alentado.

—¿Y puedo saber el por qué?

—Porque mi abuela es bastante maníaca con el tema de la religión, si descubriera que me salgo aunque sea un poco de lo que es correcto... —Fingí un escalofrío—. No, imposible. Además, la lastimaría. Es por eso que prefiero que las cosas sigan así...

—Santa por fuera, demonio en el interior.

Estaba describiendo muy bien a Aysel, pero evité decir eso de su novia, aunque esperaba que él ya lo supiera.

Luego él añadió:

—¿Pero no confías en tu propia prima?

¿Quería la respuesta honesta o la decente?

—Aysel está tal vez peor que mi abuela. Además, no hemos crecido juntas como deberíamos, prácticamente no nos conocemos. Será mejor que ella se vaya dando cuenta poco a poco, a medida que yo decida abrirme con ella.

—¿Y toda esta charla es para que no le diga a tu prima que te gusta besar desconocidos? —preguntó con los ojos entornados.

—Por favor, y gracias.

—¿Qué tanto te importa que guarde tu secreto? ¿Puedo pedir algo a cambio?

Torcí los ojos con fastidio ante su ridículo intento.

—Si quieres que te bese no me tienes que sobornar.

Ante mis palabras tan directas, Aaron rio con burla.

—Jamás le sería infiel a mi novia —afirmó, mirándome como si estuviese loca.

—Ah, claro, porque imagino que le contaste que me veías dormir semidesnuda, ¿no?

—¿Veía? Qué linda, crees que ya se acabó. Te seguiré observando mientras sigas durmiendo en ese balcón.

—Pero... ¿Tú te estás medicando o algo así? ¿Sí escuchas lo que estás diciendo?

—Deberías guardar mi número —dijo en un cambio insólito de tema—, para que hablemos sin estar rodeados de papel higiénico.

Ni siquiera iba a considerar eso, no sabiendo que el teléfono que tenía me lo había entregado Azrel, quien era un controlador en todo su esplendor y sin duda lo tendría intervenido. Me negaba a la posibilidad de que mi jefe griego se deleitara leyendo mis poco convencionales conversaciones con Aaron.

—Lo siento, no tengo celular.

—Ajá, entonces imagino que...

Me robó el bolso que colgaba a un lado de mí, guindado en mi hombro. Con un movimiento rápido y ágil de sus manos alcanzó mi celular y me lanzó de vuelta el bolso solo con mis cuadernos dentro.

Entendí en ese momento que él no solo era un acosador nocturno, sino que tenía experiencia con juegos de manos.

Los partidazos que se buscaba mi prima, eh.

—Dame mi maldito teléfono —espeté firme, pero sin perder la calma.

—Solo voy a anotar mi número, fiera, cálmate.

—La fiera es la que vas a conocer si en tres segundos...

Lo que hizo a continuación no solo me calló la boca, sino que me dejó estupefacta. Torciendo los ojos ante mis palabras, metió la mano en su pantalón, levantando la tela de su ropa íntima, para proceder a acomodar mi celular junto a sus preciadas bolas.

—Si tanto quieres tu teléfono, puedes venir por él —dijo recostándose de la pared con las manos a la espalda, dejando todo el camino libre para que mis ojos accedieran al bulto en su pantalón.

—Aaron, bebé, si crees que me va a detener eso entonces en serio, en serio, estás muy mal de la cabeza.

—No se hable más entonces, ven y búscalo —retó con un guiño travieso.

Me acerqué hacia él con lentitud, sintiendo cada paso hasta quedar casi pegada a su cuerpo. Entonces puse una mano en la pared a un lado de él, y la otra en el otro extremo, acorralándolo, no dejándole otra escapatoria que verme a los ojos de víbora que realmente tenía.

—No me dejaste besarte porque eres menor que yo, pero pretendes que te meta la mano en el pantalón... ¿Todos en Malcom son así de contradictorios?

Mientras lo decía, le di un pequeño beso en la punta de la nariz, solo para hacerlo más consciente de mi cercanía, para que creciera la ansiedad en su entrepierna por mi proximidad, la idea de que podía tocarlo, y el dolor de la inminente falta de contacto.

Me gustó verlo tragar en seco, fue como una bofetada de placer. No necesitaba tocarlo para saber que el bulto en su pantalón no era únicamente culpa de mi celular, lo notaba en el pulso en su cuello, en el hambre cohibida de sus ojos negros.

Me encantaba eso. Me encantaba el control y el poder que se ostenta cuando un chico menor te desea, pero lo intimidas. Me encantaba la idea de enseñarle y de ser endiosada, y me gustaba la ternura de la inexperiencia.

Quería hacerle de todo, pero primero necesitaba que él lo deseara, que lo rogara.

—Dijiste que jamás le serías infiel a tu novia —le recordé con una sonrisa insinuante y me acerqué más, lo suficiente para que la punta de mi lengua delineara su labio inferior.

—Pero si yo no estoy haciendo nada —musitó con una sonrisa cómplice.

Le volví a abrir la correa del pantalón y metí la mano dentro de su bóxer. Me aseguré de solo rozarlo, no podía darle la satisfacción de nada más, pero incluso así fui consciente de lo mucho que hervía su piel erecta. No lo liberé del contacto visual ni un segundo mientras escarbaba en su entrepierna hasta aferrarme a mi celular y sacarlo de ahí.

—Parece que ahora ambos tenemos cosas qué ocultarle a Aysel, ¿no? —Le di un beso en la mejilla antes de alejarme de él, dejándolo con el pantalón abierto y el miembro alborotado y sin consuelo.

—Exacto, no haría mucha diferencia que vinieras y terminaras el trabajo, ¿no?

Me reí de puro disfrute. No iba a complacerlo. No ahí, no entonces. Y, de hecho, fue la mejor decisión que pude tomar, aunque no lo sabría hasta más adelante.

—Me las arreglaré sola para llegar al despacho del director, por cierto.

Y así, salí del almacén de las escobas con la cabeza gacha y mis manos abrazando el bolso con mis útiles académicos, huyendo a la interacción social y al contacto visual con cualquiera. En mi errático andar, me gané risitas crueles, cuchicheos indiscretos y miradas malintencionadas.

Si tan solo supieran de dónde acababa de rescatar mi celular, y lo que estaba a punto de hacer. Seguro que ni lo imaginaban.

~~~

Nota:

¿Cuál es su personaje favorito de esta historia hasta ahora?

Nerd 2.5: Parafilia [+18] [COMPLETA]Where stories live. Discover now