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Era un sábado por la tarde cuando el cielo sobre Renjun se pintó de grises, sus ojos a travéz de la ventanilla de la cafetería observaban las muchas gotas que caían, la delicadeza de estas y el ruido suave de su caída lograban calmar cualquier tipo de ansiedad que recorriera por las venas del pequeño.

Se dedicó a realizar sus deberes solo parando para tomar su café, no queriendo que aquella gente se entrometieran en sus pensamientos, ¿estaba triste? Mucho, ¿estaba enojado? Sí, también se sentía culpable y sentía que tal vez había sido duro, tanto con sus amigos como con Jeno, pero a la vez no lograba comprender a ninguno de ellos, por lo que se permitía sentirse de esta manera.

Cuando comenzó con su tarea de filosofía su cabeza dolió, sabía que no había respuestas incorrectas y que podría escribir cualquier cosa con un vocabulario técnico y que sería aprobado pero ni siquiera tenía ganas de pensar un poco. Lo dejó de lado y se dedicó a degustar el pastelito que tanto le gustaba.

Sin querer su mente viajó a la conversación que tuvo hace unos días con su hermana mayor. Ser seria no era su fuerte pero daba buenos consejos cuando quería.

'No pienses que para Jeno no es difícil también, tus sentimientos son válidos y estoy de acuerdo contigo, pero debes escucharlo'.

Pensándolo con una mirada serena y sin los sentimientos revueltos de aquel momento, podía entender a Jeno.

Siempre lo hizo, en cada situación en que sus personalidades chocaron lo hizo.

Para explicarlo mejor podría decirse que son como el fuego y el hielo. Jeno siempre actúa por instinto, en su cuerpo el corazón siempre manda, si un día se despierta y piensa "quiero ir a escalar una montaña" se alistará e irá sin pensarlo dos veces; en cambio, Renjun piensa demasiado, nunca dejaba a sus sentimientos tomar las riendas, él tenía que pensarlo no una ni dos sino muchas veces antes de llevar algo a cabo.

Eso fue lo que formó la dinámica de su relación, Jeno tendría el deseo de hacer algo bastante cuestionable y Renjun le haría darse cuenta si tal vez era mala idea, o en un sábado aburrido el mayor daría ideas de qué actividades podrían realizar y no dejaría de ninguna manera que Renjun lo pensara demasiado para llevarlo a divertirse.

Si pensaba que seguramente Jeno no lo pensó dos veces antes de decidir mudarse a Nueva York y de paso llevarse a Renjun con él no le sonaba tan raro. Aún así, había tanto que pensar, pero claro, Jeno no funciona así, su forma de vida se regía por los impulsos, Renjun es el que debía encargarse de ello.

'Aún si yo aceptara, tenemos poco más de un año juntos, ¿no es muy rápido?' Le preguntó a su hermana.

'Jeno te ama, Renjun, y aunque diga que es un idiota en realidad es inteligente y responsable, no creo que no haya pensado en ti y en lo que tú quisieras, pero estoy segura que él lo desea muchísimo, esta vez quizá y debas ser tú el que cambie su mecanismo y dejes de pensarlo tanto'.

Aunque su mayor miedo era negarse, no ir a Estados Unidos con Jeno, ¿qué pasaría entonces? ¿Debería solo terminar todo?

Se asustó cuando vio una llamada entrante de quien tanto se paseaba en su cabeza, como si lo supiera, y contestó con nervios.

— Hola, Jeno.

— Príncipe... — escuchar su voz después de dos semanas le devolvió la paz que le faltaba. — Supongo que es temprano allí, ¿cómo estás?

— Pues bien, estoy estudiando, pronto comenzaré los exámenes y estoy algo nervioso.

— Lo harás bien. — por unos segundos ninguno de los dos supo qué más decir, pero Renjun sabía que Jeno tiene algo para decir, lo conocía muy bien, por lo que lo esperó. — Lamento no haberte llamado antes.

— Está bien, estabas ocupado.

— Nunca había sido un problema.

— Jeno...

— No, soy un idiota. — se escucharon suspiros. — Perdón si te hice sentir mal, sé que tendría que haberlo hablado contigo, me di cuenta que fui muy egoísta en no pensar en lo que tú sientes.

— Fuiste un idiota, estoy de acuerdo, pero Jeno... ya no importa, ¿bien? Solo ya no quiero que estemos así.

— Yo tampoco. — Renjun pudo sentir una leve sonrisa formarse en su propio rostro pero se transformó rápidamente en una de preocupación cuando escuchó lo que parecía ser un sorbo de nariz

— ¿Jeno...? — su corazón se sintió morir cuando escuchó el llanto de su novio. — Jeno, Jeno, ¿por qué lloras, amor? Está bien, por favor, no llores.

Durante unos minutos se mantuvo solo repitiendo un "está bien" y varios "te amo" esperando a que Jeno se calmara.

— Vas a hacerme llorar y estoy en público. — se escuchó una risita del otro lado de la línea. — ¿Qué es lo que pasa?

— Perdón, yo... no sé si te lo he dicho, Renjun, pero estar sin ti ha sido más difícil de lo que piensas, sé que estoy aquí porque así lo quise y así lo quiero, pero sería muy feliz si pudieras estar aquí conmigo. — Renjun sonrió triste, con ternura y entendimiento. — Pero sé que solo estaría pensando en mí mismo si eso fuera así.

— Pero te comprendo, Jeno, sé que estás haciendo cosas nuevas y es difícil, que pienses de esa manera... yo lo comprendo, porque yo también deseo cada día que estés aquí y eso igual sería solo pensar en mí.

— Estamos jodidos. — sonrió al escuchar la risa aguda de Renjun.

— Lo estamos.

¡M𝗜 N𝗢V𝗜O 𝗘S 𝗥E𝗔L!Where stories live. Discover now