Capítulo 2

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Les dejo el cap de hoy. Y como siempre, comenten, pongan una estrellita si les gusta y regresen por más. Y si no pueden esperar, el adelanto del siguiente capítulo en mi blog.

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Estaba en mi descanso cuando mi teléfono empezó a vibrar, y sí, digo vibrar, porque cuando uno está realizando un trabajo remunerado no puede permitirse el que su teléfono empiece a sonar delante de los clientes.

Lo saqué del bolsillo de mi pantalón para encontrar en nombre de mi primo Franccesco en el identificador.

—Que sea rápido, estoy en un descanso. —Le di un buen mordisco a mi manzana. Un descanso de 5 minutos no daba para mucho.

—Necesito tu ayuda.

—Creo que te dije que aprendieras de una vez a cambiar la rueda. Te dije que no iba a estar disponible cuando pincharas de nuevo. — No pude aguantarme las ganas de recordarle que soy mejor que él en algunas cosas. Lo siento, me quema el que los dos estudiásemos lo mismo y él tuviese un mejor trabajo. A mí me encomendaban tareas aburridas y rutinarias, lo que se les asignaba a un pasante o un administrativo, mientras que a él le daban casos que defender ante los tribunales.

—Esta vez no será tan pringoso.

—Ahora estoy en el trabajo, ¿podrás esperar a mañana por la mañana? —miré mi reloj para comprobar el tiempo que em quedaba, dos minutos y tendría que salir de nuevo a la jungla.

—Quiero despedirme del trabajo. —¡¿Qué?! Estaba loco.

—Es broma. —Sabía que había escuchado bien.

—No, no lo es. —Loco, estaba loco, no había otra explicación.

—No fastidies. Eres el niño prodigio de , ¿por qué querrías irte de allí? —Yo mataría por un puesto como el suyo.

—¿Niño prodigio?

—Sí, estoy cansada de oír eso en mi oficina. El viejo Morgan no hace más que presumir de haberte atrapado antes que los demás. Cada vez que los lomos plateados se juntan en algún evento no hacen más que presumir de fichajes. —Era un mundo de alfas, para ellos no era más que una insignificante mujer sin instinto depredador, una gregaria.

—Yo nunca he oído que hicieran eso. —Ser invisible a veces tenía sus ventajas.

—Serías un tipo insoportable si supieras ese tipo de cosas. —Lo único que necesitaba Fran era que le inflase más el ego.

—No se desvíe del asunto, letrada.

—Vale, quieres despedirte de tu estupendamente pagado trabajo, dejando atrás la posibilidad de convertirte en socio del bufete en un futuro. Y no es broma.

—Exacto. —No quería preguntarle por qué, eso era asunto suyo. Tampoco le recriminaría nada, era adulto para tomar sus propias decisiones, y para eso ya se encargarían sus padres. Así que solté el aire y me preparé para ayudarle, porque eso era para lo que me llamaba, estaba segura.

—No voy a preguntar qué problemas tienes en el paraíso, pero adelante, ¿qué necesitas?

—Pues el caso es que no quiero crearme ningún enemigo, y mucho menos acabar teniendo algún problema legal. —Contratos y recovecos legales, ese era mi campo.

—Quieres que busque algún agujero por el que puedas escaparte.

—Exacto. —Trabajo pesado y exprime cerebros, algo que no me apetecía precisamente en ese momento. ¿Algo sesudo mientras esquivas niños correteando entre las mesas? No podía tener mi atención en dos sitios a la vez, no de esa manera.

Paula - Legacy 10Where stories live. Discover now