Capítulo 6

4 2 0
                                    

Camille Curtis

Sigo preguntándome qué parte de salir a trotar por el vecindario me pareció más atractiva que ir a comer con Tay y su nueva cita. La lycra definitivamente no es mi amiga hoy, es supremamente incómoda y me genera una picazón insoportable.

—Buenos días, Cam— saluda el chico que convenientemente sale a trotar a diario justo a esta hora. Coincidencias de la vida. —¿Estabas esperándome?— pregunta sonriendo de lado, ¿he mencionado que no lo soporto?

—Estaba planeando mi rutina antes de comenzar— respondo y me arrepiento por haberme quedado sentada en la entrada mirando las hormigas caminar en lugar de hacer ejercicio en realidad.

—La mía es correr hasta que se termine el playlist, ¿te unes?

—Te vi hablando con la señora Milano, ¿No te dan suficientes créditos jugando?— pregunto encontrando la perfecta excusa para detenerme a tomar aire después de quince minutos.

—Tengo suficiente, sí. Pero me uní a las clases porque me gusta la escultura.

—Creí que era pintura, no sabía que daba más clases.

—¿Sorprendida de que el mundo no gire alrededor de ti?— dice sarcástico y debo admitir que por un momento creí que quería unirse por mí, pero resulta que ni siquiera es la misma clase y mucho menos yo soy la razón. Siento como si un globito dentro de mí se desinfla. Patética.

—Sorprendida de que alguno del equipo tuviera buen gusto. ¿Escultura, dices?— es una combinación poco común: atleta y artista. Ya me imagino esas manos esculpiendo arcilla sobre un torno de alfarero. O sobre... bueno ya, el sol está pegando bastante fuerte y por eso tengo calor, sí.

—Sí, aunque no te ves muy convencida— responde y procede a quitarse la camiseta lenta y tortuosamente. Voy a necesitar que el sol se calme un poco. —¿No tienes calor?

—Bastante.

Jace me mira de arriba a abajo y entonces me doy cuenta de lo que se refiere. Lo imito quitándome la camiseta que en primer lugar no sé por qué conservé. Me quedo en top deportivo y lo veo observarme con mayor detenimiento.

—¿Mejor?— no, no con esa mirada. —Te queda bien.

—Te puedo regalar uno si tanto te gusta— respondo y lo veo abrir los ojos, teniendo en cuenta que técnicamente le acabo de ofrecer ropa interior es bastante razonable su reacción. —Te quedaría igual que a mí— agrego y él suelta una carcajada.

—Necesitarías modelarme un par para convencerme—. Me agrada el tono tan calmado en el que responde, casi siempre que hago bromas de ese tipo las personas se incomodan y tienden a poner una distancia. En general me pasa con todas las idioteces que se me ocurren y por alguna razón las digo. Él se ríe conmigo y creo que encontrar a alguien que entienda tu humor sin sentido es una de las mejores sensaciones. —Respondiendo a tu duda, me gusta la escultura y creo que soy bueno en ello. Entiendo que el arte no sea lo primero en lo que la gente piense cuando me ve pero en realidad lo disfruto, a veces es mi escape

—Me pasa igual con la pintura, ¿qué esculpes exactamente?— pregunto y más pronto de lo que hubiera querido él da por terminado el descanso.

—Nada de alfarería, como suelen pensar— dice dejándome con la misma cantidad de conocimiento que antes. —Te muestro lo que sé hacer si tú también lo haces.

Jace Bardem, deberías cuidar mejor tu elección de palabras. Especialmente cuando estás trotando sin camiseta justo a mi lado.

—Están en mi habitación, creí que habías visto una parte ya.

Un Efecto Inesperado [𝐈𝟏]Onde histórias criam vida. Descubra agora