Consecuencias

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Jace

—¿Puedo pedirte un favor?—la voz de Chiara sonaba dudosa al teléfono
—El que quieras
—Puedes decir que no y yo lo voy a entender
—No eras solo mi novia, también mis papás te aprecian mucho y eres amiga de mi hermana. Casi eres parte de la familia—intenté decirlo de manera reconfortante pero incluso a mí me pareció doloroso
—Por  las vísperas de Navidad todos los hoteles cerca del aeropuerto están llenos, y créeme que yo entiendo si dices que no pero mi vuelo se canceló y yo...
—Chiara, tranquila. Claro que puedes quedarte en la casa
—Eres en verdad el mejor, trésor...—suspiró antes de cortar la llamada

Chiara Lefebvre era la chica que me hizo creer en el amor a primera vista y la que decidí entregarle mi corazón entero. Llevábamos juntos varios meses en los que supe que había encontrado a la dueña de mi amor incondicional.

Pero aún con todo, terminamos antes de dejar la escuela para ir a nuestros hogares, no porque no nos amáramos sino por lo contrario. Nos amamos tanto desde el minuto de conocernos que jamás pensamos en las consecuencias que nuestro amor tendría; nuestras vidas conectaron en el intercambio que tuve a Francia y desde entonces habíamos decidido formar parte de la vida del otro, fue un semestre maravilloso donde ella pudo enseñarme de su cultura y cuando fue el momento de ella visitar Massachusetts mi familia había sido de los más cálida con ella.

Pero el semestre había concluido, ella debía volver a su país y yo tenía que quedarme en el mío; así que por el bien de cada uno nos separamos en el último día de clases, pero el destino a veces me odia por lo que no sólo tenía a mi ex novia atorada en mi ciudad sino que tenía que soportar la tortura de tenerla en mi casa sin poder besarla o darle un simple abrazo más allá de uno amistoso. No quise mencionarlo durante el almuerzo previo a la cena, además de lo incómodo que sería, estaba seguro de que tocarían el tema de las universidades que tenía que escoger Candy, lo cuál ya iba a causar suficiente estrés a mi hermanita y necesitaba estar de ánimo para apoyarla.


...




Llegué a la casa en el auto que me regaló el abuelo cuando se enteró de la carrera que había decidido estudiar, sabía que amaba a mi primo Beck por ser mayor y su primer nieto pero reconocía ese amor un poco más grande hacia mí por decidir seguir con su mundo. El lado artístico de mis padres me fascinaba pero cuando me dieron en navidad una caja registradora supe dónde estaban mis intereses.

Por las vísperas de la festividad del hombre de la larga barba y el traje rojo, mis papás solían reunirse con sus amigos de la universidad, eran grandes desayunos y cenas pues nos hicieron convivir a sus hijos desde pequeños entonces desarrollar una amistad no fue complicado de suceder; prácticamente crecí con Zeke como un hermano por la pequeña diferencia de meses en nuestros cumpleaños, estuve una parte importante con él hasta que se mudó un tiempo a Inglaterra y regresó con un divertido acento inglés.

Al llegar a la casa y tras estacionar el auto, saludamos a todos los que ya se encontraban en la casa en Boston que mis padres solían usar como de campo cuando mi hermana y yo éramos niños pero que ya estaba en sus planes cambiarla a su residencia. Tanto Zeke como yo saludamos a mis padres, saludamos a los suyos y a Ada que recién llegaba, el pelirrojo fue directo a la casita del árbol para buscar a mi hermana.

Busqué a alguno de mis padres para poder decirles de la inesperada visita de Chiara, esperaba poder ayudar en el almuerzo y despejar mi mente, gran parte del camino había consistido en hablar sobre mi ruptura. Hallé a mamá que me pidió ayuda para elegir una correcta botella de vino, bajamos a la cava del sótano.

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