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Momentos después de llegar a la Ciudad Tallada , me las arreglé para esquivar a mi guardia. Ahora, Azriel estaba en un lugar desconocido y no sabía dónde encontrarme, lo que me dio varias horas sin su exasperante presencia flotando como un insecto. Había sido un encuentro rápido con mi segundo, ya que le di las órdenes que mi padre me había dicho y le advertí que si Mendax se acercaba, no debía escuchar ni una palabra de lo que decía el hombre.
Mi segundo asintió, me entregó el resto de mi papeleo y regresé por mi cuenta a la Corte de las Pesadillas sin Azriel una vez más.
Tal vez, en el fondo, me sentía un poco culpable por dejarlo ahí, pero se lo merecía. Sus constantes bromas y siguiéndome me habían estado poniendo nerviosa por un tiempo, y era justo que el sentimiento fuera correspondido. Eso fue lo que me repetí una y otra vez mientras me preparaba para la cena.
Pero mi lado que sabía que él era mi compañero estaba protestando. Me gritaba que no debería haberlo hecho, que debería haberme asegurado de que estaba a salvo. Me detuve dos veces antes de que pudiera regresar, el lado de mi cerebro de mi padre golpeó la idea con un palo. Con todo, cuando estuve listo, tenía un dolor de cabeza terrible.
Abriendo la puerta de golpe, me tomó un momento procesar quién estaba frente a mí, antes de que una serie de maldiciones salieran de mi boca.
"¿Debería sentirme ofendido porque me dejaste solo en la Ciudad Tallada?" Azriel me envió una sonrisa inocente, mientras me recordaba a mí misma que asesinar a mi propia pareja no era algo que caería bien. "Pero me alegro de que lo hayas hecho. Pude hacer algo de turismo".
"¿Cómo es que estás aquí?" Gruñí, mirándolo mientras se encogía de hombros.
"No fuiste tan difícil de encontrar, y simplemente te seguí todo el camino de regreso". Una sombra se enroscó alrededor de mi muñeca, y la alejé rápidamente antes de pasar junto a él. "Princesa..."
"Largo." Le respondí, antes de encontrarlo parado a mi lado una vez más. "¿Qué quieres?"
"Nada, es solo que tu padre me dijo que te protegiera, así que si no nos presentamos juntos, parecerá sospechoso". Me envió una cálida sonrisa mientras mi ceño se profundizaba. "Mi señora."
Besé mis dientes, antes de pasar mi brazo por el suyo y permitirle que me llevara al comedor, mientras luchaba contra el impulso de besarlo. El vínculo de pareja se estaba volviendo más fuerte y pronto, me resultaría difícil resistirme. Necesitaba hacer una elección; o rechazar a Azriel o aceptarlo.
Ninguna opción parecía prometedora en este momento.
"Olvidé mencionarlo", la voz de Azriel se volvió más suave, las sombras se enroscaron a nuestro alrededor. "Te ves espectacular esta noche".
"Cállate." A pesar de la dureza de mis palabras, tuve que forzar el rubor para que no apareciera en mis mejillas. En el fondo, mi frío corazón se estaba calentando con la idea de una pareja, preguntándome si esto era lo que me estaba perdiendo.
