Capitulo 7: Pesadillas

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Bakugo corría por las calles de Tokio con prisas mirando el reloj en su muñeca, se le había echo tarde para la cita de terapia del menor y ahora de encontraba corriendo con prisas para poder llegar a la hora.

5 minutos, quedan 5 minutos.

El de cabellos cenizos evadía a las personas y con otras terminaba chocando, gritaba una disculpa para después seguír corriendo.

Shoto se encontraba sentado en el escalón de la entrada de la casa, por dentro claro, mientras ataba los cordones de sus tenis, su concentración estaba totalmente en unir los cordones correctamente y en que quedaran iguales cuando la puerta se abrió de golpe haciendole soltar un brinco y un pequeño gruñido de disgusto por el sonido que se ocasionó.

—Lo siento, lo siento bastardo. Mi profesora me detuvo de mas y vine corriendo, no quise asustarte— Bakugo se recargo levemente con su mano en la puerta recuperando el aliento perdido.El par de ojos gris y azul se posaron sobre el cuerpo ajeno, sin mirar sus ojos, pronto noto que sudaba, se notaba en su rostro un gesto de cansancio.

—Esta bien Katsuki, ¿el auto ya esta afuera? — cuestionó con voz tranquila como siempre mientras se encargaba de terminar de atar perfectamente sus cordones, cuando estuvieron listos y el estuvo lo suficientemente satisfecho con el resultado se puso de pie caminando en dirección a la puerta.

—Si vamos...—

Bakugo pareció recuperar el aire de mejor manera para ese momento, el bicolor asintió caminando con la cabeza baja mientras apretaba los bordes de su propia camisa hasta adentrarse al auto estacionado frente a la enorme casa. El chofer los saludo a ambos como siempre, Shoto no respondía solo mantenía la cabeza baja observando fijamente los cordones perfectamente atados de sus zapatos.

El auto pronto emprendió camino en dirección al consultorio de la doctora Nemuri que le atendía, el mitad albino miro de reojo al rubio sacar una libreta y anotar apuntes, supuso que tenia tarea pendiente así que lo dejo hacer su trabajo mientras el levantaba la cabeza observando la ventana y en el proceso mirando el camino que recorrían.











[...]




Por la tarde de ese dia casi siendo las 7, ambos chicos se encontraban en la cocina. El menor de ellos se movía de un extremo a otro en la cocina murmurando nombres de los personajes del mas reciente libro que estaba leyendo - Tejedoras del Destino - una novela juvenil que había sido obsequio de su hermana Fuyumi quien se lo habia enviado desde Los Angeles donde se encontraba en esos momentos.

—Hey, helado de fresa— le llamo con calma y se acerco con pasos lentos suspirando cuando el contrario ni siquiera le presto atención, con seguridad y mucho cuidado tanto como lentitud se acerco a él tomando una de las muñecas ajenas con demasiada delicadeza para que le prestara minima atención. Los ojos de diferente color se posaron en cualquier lado menos en sus ojos rubíes, le sonrió de medio lado, sabia que tenia su atención y también que lo había echo enojar por interrumpir su discurso.

—Lo siento, los Dorayaki ya están listos ¿no estabas ansioso de comerlos?—comento esperando animar al chico, pronto vio en aquel par de ojos el brillo de felicidad haciéndolo sonreír mas, lentamente soltó su muñeca y camino en dirección a la mesa donde coloco el plato, Shoto no tardo en sentarse frente a este mismo con una sonrisa diminuta e infantil.

Maldito bastardo adorable.

El pensamiento fugaz hizo avergonzar al ojirubi, que carraspeo sentándose alado del chico señalando los panecillos con su mano

— Hay de Anko, pasta de castañas, fruta troceada, chocolate, helado y mermelada de frutas, escogí la mermelada de fresas por que se que te gustan pero también hay algunas con mermelada de durazno pero esos son mios ¿ok?— le señalo con un cucharón de cocina

Dulce Inocencia #¹Where stories live. Discover now