10.- La cita

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Amelie Melbourne

Todos nos hemos caído de la cama alguna vez en nuestras vidas, la primera vez que me caí de la cama fue cuando tenía unos 11 meses y mis padres me llevaron corriendo a urgencias y la última vez que me caí de la cama es ahora con 17 años cuando acabo de despertar al lado de Liam Grey en su jodida habitación y en mi ropa interior de hello kitty.

Las mañanas nunca han sido mi fuerte. El sol en mis párpados, la boca con mal sabor y mi problema con levantarme de mi cama.
Abrí los ojos y la resaca me pego como un tren a 1.000 por hora, el sol molestaba demasiado en mis ojos, me senté lentamente en la cama mareada y trate de enfocar la vista, para cuando lo hice toda la resaca desapareció de mi cabeza. Esta no es mi habitación, lo siguiente fue el olor que inundó mis fosas nasales: una colonia de hombre, olía rico y se me hace meramente familiar pero no alcance a procesar por que las sabanas se sentían muy suaves contra mi piel, demasiado suaves. Rápidamente levante las frazadas y lo que encontré no me agrado para nada, estaba en ropa interior y lo peor es que no con mi ropa interior linda si no que con mis bragas de hello kitty

Dios me quiero morir

Busque en mi campo de visión alguna abertura por la cual pudiera escapar y lo primero que vi fue la maldita ventana, la cual estaba abierta y se veía en primer plano mi habitación. Nunca la había visto de este ángulo y para mi mala suerte el desgraciado tiene una vista perfecta de toda mi habitación. Mi ropa, ¿Donde carajos esta mi ropa?. ¿No pude haber sifo tan tonta como para acostarme con Liam Grey o si?. Mire la puerta asustada y me levante de puntillas a buscarla por ahí. Pero penas me pare escuche que el agua que corría de la habitación vecina paró, mierda no me había dado cuenta de eso. Segundos después la puerta se abrió y entro Liam con una toalla envuelta en su cintura. Me quedé paralizada; uno por el susto de que me vió en ropa interior y dos porque yo Amelie Melbourne lo estoy viendo solo en una toalla y con su abdomen cincelado al aire. Liam me vio y levanto las cejas mientras aguantaba una risa.

-Buenos días bichito, ¿Como amaneciste? -sonrió de oreja a oreja mientras apoyaba un codo en el marco blanco de la puerta, enrojecí.

Mi respiración se acelero y corrí a taparme con lo primero que tuve a mano, lo cual fue la cortina de la ventana que nos conectaba. Liam rio cuando el palo de la cortina cayo encima de mi, me envolví con esa tela color café y mire enfurecida a Liam.

-¿Donde está mi ropa Liam? -gruñi.

-Creo que por las escaleras -bromeó y yo palidecí, cada vez mi mayor pesadilla era mas real que nunca.

-¡No seas imbecil y dime donde esta! -refunfuñe.

-Amelie, ¿en serio no recuerdas nada de anoche? -Liam me miro perplejo.

-No... -titubeé.

-¿Quieres que te haga un resumen? -levantó una ceja astuto.

-Por favor dime que no me acoste contigo -me tape la cara con las manos. La risa grave de Liam inundó la habitación.

-Eso fue exactamente lo que paso bichito, excelente manera de limar asperezas Melbourne y... bonitas bragas por cierto  -se cruzo de brazos sonriendo con picardía y yo me sentí desfallecer.

-Ay no... -comencé a híper ventilar y el mundo se me nublo.

-Nunca pensé que una Melbourne fuera tan buena en la cama, me sorprendiste Amelie -Liam bostezo y yo me sentí morir cada vez más.

-No,no,no. No - me deje caer al piso aún con la cortina cubriendo mi cuerpo, aunque creo que ya no es necesario, total ya me conoce toda.

-Amelie... -Liam empezó.

Del odio al amor  existe un solo pasoTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon