CAPÍTULO 6

347 7 0
                                    

THIAGO

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

THIAGO

────────── ✧ ──────────

INESPERADA AUSENCIA

"Señoras y señores, desde la cabina de mando les informamos que nos estamos aproximando al aeropuerto de destino. Por favor, permanezcan en sus asientos con los cinturones abrochados y aseguren sus pertenencias. Gracias por volar con nosotros" —la voz del capitán resuena a través del parlante, anunciando el final de mi corto viaje desde Huánuco hasta Lima.

Eran alrededor de las tres de la tarde cuando abandoné el aeropuerto de Huánuco, y ahora, una hora más tarde, me encontraba ya en la capital limeña. Mi única misión era llegar a la casa de Lucero y esperaba fervientemente que su madre no estuviera presente.

Al descender del avión, no perdí tiempo en llamar a Katiuska, la hermana mayor de Lucero.

— Mándame la dirección de tu casa en Lima —ordene, con un tono que denotaba urgencia, pero firme.

— ¿La dirección de mi casa? ¿Para qué la necesitas? —respondió Katiuska, confundida.

— Solo envíame un mensaje con la dirección, gracias. —corté la llamada abruptamente, sin dar más explicaciones de las necesarias.

No tenía la menor intención de llamarla si no fuera estrictamente necesario. Después de lo que había hecho, ni siquiera en sus sueños más optimistas merecía mi atención. Solo esperaba que no intentara intervenir para defender a su mejor amiga.

El sonido de una notificación en mi teléfono me indicó que había recibido un mensaje. Abrí la aplicación de WhatsApp y revisé el chat de Katiuska. Al darle play al audio, mis expectativas se desmoronaron.

"Sofía me contó que fuiste a buscar a mi hermana. Si es por ella, no la encontrarás en mi casa. Hace unos tres años que dejó de ser parte de la familia y ya no vive con nosotros"

Las palabras resonaban en mi cabeza, desencadenando una serie de escenas y revelaciones que desafiaban lo que sabía sobre Lucero y su pasado.

Un segundo mensaje llega poco después.

— La dirección de Lucero es: Barranco, avenida... cuadra...

Detuve un taxi y subí, indicándole al conductor la dirección proporcionada. Con solo una mochila a cuestas, que contenía unas pocas prendas, me dirigía hacia un destino incierto, fruto de un viaje improvisado que no me había dejado tiempo para preparar más equipaje.

Después de un tiempo de trayecto, el auto se detuvo y el conductor me anunció que habíamos llegado a nuestro destino. Agradecí y pagué la tarifa correspondiente antes de salir.

El edificio de la residencia de Lucero se alzaba majestuosamente frente a un parque cubierto por una densa arboleda de aspecto imponente. Los árboles, altos y frondosos, proyectaban sombras misteriosas sobre el camino que conducía al edificio, creando una atmósfera de intriga y suspenso. Más allá del parque, se podía distinguir una zona destinada al entrenamiento de perros, donde los ladridos resonaban en el aire y las figuras de los animales se movían entre los árboles como sombras fugaces, añadiendo un elemento adicional de tensión y expectativa al lugar. Al entrar al edificio y ascender por el elevador hasta el piso de Lucero, después hablar con el portero, me preparé mentalmente para lo que vendría.

Al llegar a la puerta del departamento, toqué el timbre repetidamente, pero nadie respondió. Insistí una vez más, sintiendo la impaciencia crecer dentro de mí, hasta que finalmente alguien abrió la puerta.

— Lucero... —empecé a decir, pero me detuve al darme cuenta de que una mujer desconocida, de unos treinta años, me observaba.

Retrocedí para comprobar el número de departamento, asegurándome de no haberme equivocado, y luego saludé, tratando de mantener la compostura.

— Buenas tardes, ¿Lucero está en casa?

— Ah, estás buscando a Lucero... No, no está aquí. —respondió la mujer, sin dar más detalles.

— ¿Tienes idea de cuándo volverá? —pregunté, esperanzado.

— ¿Quién eres? —pregunto.

Al notar que me inspecciona de pies a cabeza le pongo mi mejor sonrisa.

— Thiago, un gusto —me presento.

— Bien Thiago. Lucero no se encuentra, pero cuando regrese le informaré que la buscaste —intenta cerrar la puerta y me interpongo.

— No, necesito verla ahora.

La mujer suspira, visiblemente cansada, y pone una mano en su cadera antes de responder.

— Lucero está de viaje. Regresará en aproximadamente una semana. Deberías haberle avisado de tu visita. Ahora, si me disculpas, debo cerrar la puerta.

— Gracias... —respondí, asimilando la información con incredulidad.

Si tan solo hubiera respondido a mis mensajes o llamadas, quizás no habría venido en vano. ¿Qué haría ahora? Mis intentos por reconciliarme o mejorar las cosas habían fracasado estrepitosamente. Me sentía patético, un desastre completo. Por primera vez, mis esfuerzos por hacer las cosas bien con una mujer habían terminado de la peor manera posible.

¿Qué camino debería tomar ahora? Me cuestiono mientras me adentraba al parque que minutos ante me parecía aterrador, milagrosamente en este momento me brindaba un inesperado consuelo.

────────── ✧ ──────────

Hell StärWhere stories live. Discover now