Capítulo 12

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Debo ser la única persona en toda la ciudad que aún cree en el reporte del clima.

Abrí mi casillero para dejar a salvo mis libros y sacar el paraguas que había guardado en el primer periodo. El sol radiante que nos había recibido en la mañana ahora estaba totalmente cubierto por grandes y esponjosas nubes grisáceas que presagiaban que la chica del canal cuatro al final había tenido una buena racha con su predicción meteorológica.

Lo bueno de ser de último año, es que nuestras clases terminaban una hora antes que las del resto de la escuela. En general ocupaba ese tiempo "extra" para realizar todas las labores que implicaban ser presidenta, además de prepararme para mi postulación a la universidad. Pero aunque era viernes, había quedado con papá para pasar tiempo juntos y ponernos al día con nuestros asuntos. De vez en cuando aprovechaba para llevarlo de compras y conseguir cosas nuevas para su departamento de soltero, ya que en los últimos meses había quedado bastante claro que decorar un departamento o al menos elegir muebles, no se le daba muy bien.

Cerré mi casillero y me encaminé hacia la salida principal que daba directamente hacia el estacionamiento para el público general. Logré avanzar unos cuantos metros antes de encontrarme con un grupo de chicos de primer año que caminaban hacía la puerta y se detenían a mirar por los ventanales. Se veían un poco alborotados y todos intentaban conseguir un espacio en alguna ventana para lograr grabar lo que fuera que estuviese pasando al otro lado del recinto. Decidí buscar una salida alternativa antes de tener a la mitad de la escuela obstruyendo por completo el pasillo, considerando lo rápido que se viralizaban los rumores. Crucé el gimnasio para usar la salida de emergencia que, por suerte, habían vuelto a habilitar hace un par de semanas.

En el exterior, la multitud se extendía entre los dos pilares de la fachada de la escuela y continuaba a lo largo de las escaleras formando una especie de triangulo. Llevaban carteles elaborados a mano de diferentes tamaños, banderas LGBTQ+ y habían desplegado un gran lienzo con el mensaje "LOS DERECHOS TRANS IMPORTAN". A unos metros de distancia, el director Reagan se balanceaba y agitaba la cabeza mientras hablaba por teléfono e intentaba cubrirse de la lluvia con la carpeta que llevaba en la mano derecha. Seguramente tendría que dar muchas explicaciones al consejo de directores luego de esta escena.

Me tomó un momento darme cuenta que gran parte de los chicos que estaban antes en el pasillo, ahora se encontraban detrás de mí observando la protesta, algunos parecían dispuestos a llenar la galería de sus teléfonos con las fotografías que capturaban del momento, mientras otros transmitían en vivo a través de sus cuentas de Selfgram. Mi teléfono comenzó a vibrar una y otra vez por las alertas que me llegaban desde la cuenta de Treverton. Para entonces ya habían subido al menos una decena de videos grabados desde distintos ángulos y uno de ellos mostraba en primer plano el rostro de Olympia Lunsford gritando con firmeza mientras levantaba una pancarta. No pude evitar pensar en lo muy jodida que estaría Olympia después de que todo terminara. ¿Acaso había perdido la cabeza? O tal vez su lugar en la escuela no era realmente importante para ella. De cualquier forma decidí acercarme para entender lo que estaba sucediendo.

—Olympia, ¿qué estás haciendo? —pregunté con fuerza, intentando que mi voz se escuchara entre el murmullo de los espectadores, los gritos propios de la protesta y el sonido de la lluvia que cada vez se intensificaba más.

—¡Es Elliot de segundo año! —exclamó de vuelta—. Lo están forzando a usar el camerino de mujeres en las clases de educación física.

—¡Olympia, te meterás en muchos problemas! El Sr Reagan te tiene en la mira desde lo de la cafetería.

En lugar de responderme, parecía que ella había dejado de escucharme y continuaba gritando con más fuerza.

—¡Olympia! —grité una vez más.

Todo lo que debes hacer es quedarteWhere stories live. Discover now