Capítulo 3

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Al llegar el viernes de la tercera semana, la expectación se sentía en los pasillos de la escuela, especialmente después del segundo periodo, cuando el altoparlante de cada esquina anunciaba finalmente a la nueva presidenta de la secundaria: Estimados alumnos de Treverton Secondary School, con un sesenta y un porciento de los votos a su favor, me complace presentar a la nueva presidenta de nuestra honorable secundaria. ¡Un fuerte aplauso para la señorita Taissa Gilligan!.

Los aplausos emergieron al instante y algunos chicos se acercaron hasta mi casillero para felicitarme. Debía admitir que tener a Betty de contrincante había sido desafiante y motivador a la vez. Sabía que no tenía las elecciones ganadas, por lo que me había esforzado el doble para obtener la mayoría de los votos y ahora me tocaría cumplir con lo que había prometido durante mi campaña. Porque en el fondo todos sabíamos que más allá de mi plan de mejoras y buenas intenciones, que por supuesto pretendía cumplir, a la mayoría de la escuela le importaba solo una cosa: tener la mejor fiesta de finalización de semestre en la historia de Treverton.

La mañana del sábado transcurrió con normalidad. Aún llevaba una amplia sonrisa marcada en el rostro por haber ganado las elecciones de la escuela y el entusiasmo se me escapaba por los poros. Dediqué parte del día a trabajar en mi plan para la escuela con la ayuda de mamá, quien parecía tener bastantes sugerencias; y luego le presenté el plan a mis amigas a través de una videollamada para conocer su opinión al respecto.

—Okey chicas debo irme, mi nueva compañera de astronomía debe estar por llegar... o eso espero —dije contemplando el reloj de mi escritorio.

—¡Qué comience la fiesta! —respondió Hannah en tono sarcástico.

Las 3 reímos. Bajé la pantalla de mi laptop y pocos segundos después sonó el timbre.

—¡Yo abro! —grité hacia el primer piso.

Acomodé mi cabello frente al espejo, eché un vistazo para comprobar que todo se encontrara en orden y bajé rápidamente las escaleras. Antes de abrir la puerta me aseguré de que mamá no incomodara a Olympia con sus miradas de desaprobación o sus preguntas que parecían sacadas de un control de identidad de la policía. En general mamá era bastante agradable con la gente, pero a veces se dejaba llevar por la corriente de las apariencias y podía ser demasiado... ella.

—Mamá, por favor sé amable —le dije antes de darle un beso en la mejilla.

Mamá enarcó las cejas como si lo que hubiese dicho no tuviera ningún sentido.

Por suerte parecía estar demasiado ocupada con asuntos del trabajo, así que la presentación duró solo un par de segundos y luego invité a Olympia a seguirme hasta el segundo piso, logrando evitar cualquier tipo de tensión.

—Wow tu habitación parece sacada de un catálogo de tiendas. Todo está tan... Estático —soltó Olympia mientras echaba un vistazo a mis estantes.

Yo también lancé una mirada rápida a mi alrededor intentando entender a que se refería la chica con lo de "estático". Mi habitación era como cualquier otra. Tenía una cama, muebles y repisas que intentaba mantener siempre ordenadas, pero nada exagerado. ¿Acaso su cuarto sería un revoltijo?.

—Em, gracias... creo —me limité a responder—. Hice algunos apuntes para avanzar, si no te molesta.

-De hecho, también hice algunas anotaciones para compartir contigo.

Olympia se apoyó en mi escritorio y escabulló entre las cosas de su bolso. Un delicado Meow atravesó la puerta y ambas levantamos la mirada.

—¡Ay no, miren a esta hermosa criatura! —expresó Olympia casi al instante.

—Te presento a Greta. Esta gran bola de pelos es la gata de Maia, mi hermana mayor.

Todo lo que debes hacer es quedarteWhere stories live. Discover now