XXV. Mente Maestra

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Soñé que el fuego era helado y que los aires ardían

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Soñé que el fuego era helado y que los aires ardían...así soñando imposibles, soñé que tú aún me querías.


Las estrellas se apreciaban destellantes en aquel infinito manto azul marino que cubría todo Encanto. La calmada brisa movía las hierbas trayendo consigo el olor de flores silvestres junto con el tranquilizante sonido de grillos a la distancia a la cercanía de el puente donde habían terminado Alexander y Daniela.

— Esta paz es hermosa...— Comentó ella inhalando profundamente el aire fresco de la noche.

— No podría decir lo mismo de ti — Respondió el azabache viendo a la pelirroja por el reflejo del río bajo el puente.

La hermosa risilla de la muchacha llegó hasta los oídos de Alex como una suave melodía mientras que ella se unía a ver su reflejo en el agua.

Ambos se veían deformes por las ondas líquidas en movimiento.

— Eres todo un encanto Ramírez.

— Un placer hacerla reír.

Ella suspiró recordando a sus dos amigos y lo mal que la han de estar pasando.

— Esto es culpa mía — Dijeron ambos al unísono.

Aquella coincidencia los hizo verse cara a cara confundidos.

— ¿Por qué sería tu culpa? — Indagó él con rapidez.

— Yo le dije...le dije a Camilo que hablara con ella.

Eso le hacía sentido a Alexander, pues se estaba preguntando por qué el Madrigal caminaba hacia ellos en la fiesta.

— ¿Por qué dices que es tú culpa? — Fue ella quien preguntó esta vez.

— Porque vi a Camilo caminando hacia Carolina, pero al decirle a ella que el Madrigal se estaba acercando él solo desapareció y yo...yo no la detuve cuando vi que ella se estaba yendo a buscarlo. Quizás discutieron y por eso ella...

— No — Negó al instante al enterarse que el moreno ni siquiera habló con su amiga —. Él llegó hasta mí y...él quiso darme un beso.

— ¿¡Qué!? — Exclamó con sorpresa y molestia.

Ella asintió penosa y afligida para luego responder:

— Yo me negué, pero Carolina nos vio y parece que entendió todo mal.

— ¿Entender todo mal? Dijiste que el idiota iba a besarte.

De Ti Encantado | Camilo Madrigal y Tú | WriterShadowWhere stories live. Discover now