Capítulo 10

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Hola, se que ha pasado mucho tiempo, pero bueno, mejor tarde que nunca. Con suerte después de esta actualización voy a empezar a actualizar más seguido, ojalá.

Gracias a todos los que empezaron a seguir esta historia, comentaron, la votaron o la leyeron, realmente aprecio todo su apoyo, me motiva a continuar la historia.

Y nada, espero disfruten el cap.

Advertencia: Bellatrix decide sacar a relucir su Sirius interior.

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Rufus Scrimgeour se pellizco el puente de la nariz y miró el techo de su oficina, suplicando en silencio a cualquier deidad que quiera escucharlo para que le diera paciencia, por qué dudaba seriamente de poder mantener su puesto como Jefe Autor si rezaba por fuerza.

Con un largo suspiro desvío su mirada y la volvió a enfocar en su propio creador de migrañas personal.

"Déjame ver si entendí; ¿quieres solicitar un periodo de descanso de tres semanas por heridas hachas en tu última misión en campo?".

Bellatrix puso los ojos en blanco, un gesto pequeño, sutil para ser de ella.

Dicho gesto indicaba que le estaba diciendo imbécil al hombre.

"Así es Jefe, pero como parece que tiene problemas para escuchar, le voy a hacer el favor de repetirme". Rufus se trago con dificultad el nudo de irritación atorado en su garganta y se obligó a contar hasta diez en su cabeza.

"En mi última redada en la que sospechábamos era una casa segura donde se estaban reuniendo simpatizantes de mortifagos recibí una maldición oscura en mi torso, nada demasiado preocupante, pero si lo suficientemente potente para producirme letargo durante algunas semana. Debido a esto sería peligroso tanto para mi como para mis compañeros si continuo mis obligaciones en este estado, por lo tanto solicito un permiso remunerado de tres semanas de descanso mientras se cura la maldición. Los papeles de mi estudio médico en San Mungo están actualmente en su escritorio, confirmando mi actual condición". Bellatrix arrastró las palabras, hablando lentamente como si le estuviera explicando un concepto complicado a un niño o un adulto con déficit de atención.

Rufus se masajeo el cuello, medio convencido de que estaba por echar espuma por la boca como un animal rabioso.

La solicitud de Black no era descabellada, al contrario, era común que los aurores principiantes recibieran más heridas que sus compañeros veteranos los primeros años en su labor y tal y como estaba estipulado en su contrato, los aurores heridos en servicio tenían derecho a recibir un sueldo durante su recuperación.

Pero había algo en la historia de Black que no cuadraba.

La redada en la que participó Black ocurrió en las primeras horas de la mañana, dando inicio a las cuatro de la mañana  y terminando alrededor de las seis y media.

Los papeles del estudio informan que Black entró a San Mungo a las seis de la tarde, casi doce horas después de que terminó su misión.

Rufus no conocía ninguna maldición oscura que tardará tanto en hacer efecto a excepción de unas pocas, pero en esos casos específicos la maldición se asentaba en el cuerpo del afectado por semanas e inclusive años sin ser detectadas o sin poder tratarse hasta que estas terminaran de consumir la vida del sujeto.

Y claramente esa no era la situación de Black.

"¿Black estas segura de que te lanzaron esta maldición en la redada?". Rufus levantó los papeles de los estudios de San Mungo, agitandolos en el rostro de la mujer (si, era un poco infantil, pero Black lo tenía de los nervios). "Me cuesta mucho creer que soportaste esta maldición todo el día antes de hacerte tratar".

Bellatrix sonrió con sorna, inclinándose precariamente en su silla y posando descuidadamente sus pies revestidos de botas de cuero en el escritorio del Auror Jefe.

Por un momento reflejo una imagen tan similar a la de su primo que Rufus tuvo que sacudir la cabeza bruscamente para despejar el deja vu sumamente aterrador.

Apenas podía controlar a un Black a la vez, ni siquiera quería pensar en lo que se habría convertido su departamento si el otro no hubiera ido a Azkaban.

Bellatrix se lamio los labios y hablo en un tono persuasivo, su voz goteando miel. "Ese mismo día se estaba orquestado la fiesta de cumpleaños de mi pupila, no podía faltar".

Rufus entrecerró los ojos.

"Yo también estuve presente allí Black y no recuerdo haberte visto particularmente mal".

Bellatrix frunció sus labios rubi en un puchero exagerado, sus ojos parecieron brillar con lágrimas no derramadas. "¿Jefe acaso desconfia de mi?". Bellatrix se llevó las manos al pecho, sumamente afectada. "De mi, su mejor principiante, su estudiante más rápido, el más hábil auror que su departamento ha visto en decadas". Jadeo dramáticamente, una mano fue a su frente y la otra se apretó contra su corazón. "Me hiere profundamente Jefe".

Rufus apretó los dientes y reprimió con todo lo que tenía su repentina necesidad de estrellar su cabeza en su escritorio.

Black podría haberlo despojado de años de vida desde que entró bajo su cuidado por pura irritación impotente, pero iría voluntariamente al tártaro antes de perder el resto de su dignidad en frente de ella.

"Como dije, me dificulta mucho creer que esperaste tanto para ir a San Mungo".

Bellatrix abrió mucho los ojos, en una muestra tan falsa y descarada de inocencia que Rufus casi grita. "Pero eso fue exactamente lo que pasó Jefe. A menos que...".

Bellatrix bajo los pies del escritorio y se acomodo casualmente en su asiento, con sus piernas y brazos cruzados descuidadamente presentó una imagen indiferente con sólo un toque de desafío. Una esquina de su boca estaba levantada y en sus ojos parpadeo brevemente una mirada de regocijo.

"... usted, mi inteligente y excepcionalmente perspicaz Jefe este insinuando que obtuve esta maldición fuera de mi horario de servicio y la este afirmando como tal para recibir un pago que de otra manera no tendria".

Bellatrix se inclinó más cerca del escritorio, su sonrisa era todo dientes con un matiz depredador que por alguna extraña razón el recordo a Rufus a los goblin de Gringotts.

"Una hipótesis interesante Jefe, pero improbable. La maldición en mi torso, mas específicamente en el área de mi pecho y la parte superior de mi abdomen, es muy particular, no solo en su efecto o complicado lanzamiento, si no que también una vez forzada al sujeto es imposible determinar el momento exacto de su ejecución. Podría haberla recibido en la redada o no se-". Bellatrix paso la punta de su varita por su labio inferior juguetonamente. "-despues de la fiesta de cumpleaños de mi pupila. Quizás. Nadie puede probarlo".

Bellatrix volvió a recostarse contra su asiento. La suficiencia y la presunción rezumando de cada poro de su cuerpo. "Pero seguramente usted, mi querido Jefe, ¿no desconfía de mi o si?".

La indignación hervía bajo la piel de Rufus como lava líquida inyectada en sus venas que se esparcia a una velocidad sobrenatural por todo su cuerpo. Su garganta, y ojos picaban por supresión. Su cabeza latía al ritmo de su corazón y sus manos temblaban con el deseo ferviente de envolverse en cuello ajeno.

Y a pesar de todo esto, la diversión y el orgullo de alguna manera lograron labrarse un lugar en su consciencia a pesar de sus mejores esfuerzos.

Merlín, esta chica seria su muerte, no había duda, pero también lo sería del que este por arriba de el, y el próximo y próximo.

Morgana, solo esperaba que el día en que ella llegara a liderar el ministerio el ya esté jubilado.

"Bien Black, acepto tu solicitud". Rufus saco determinación de su propia fuerza vital para no escupir las palabras. "Puedes retirarte".

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Ya se, ya se, Hermione no apareció en este capitulo, pero en mí defensa, Bellatrix decidió que quería irritar lo más que podía a su jefe y tomó el control total del capitulo.

Pero fuera de broma, no se preocupen, que el próximo va a ser desde la perspectiva de nuestra niña.

Y si, a Bellatrix la maldijo quien creen que la maldijo.

En defensa de Narcissa, Bellatrix se lo busco.

Posesión de BellatrixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora