Extra II

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Gracias por los tres millones de leídas💛 ¡Sigo aquí por ustedes! 💛

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Nunca he estado tan nervioso como hoy.

Hay muchos momentos en mi vida que podrían asemejarse, pero ninguno le llega a los talones a la situación en la que —¡sorpresa!— yo mismo me metí.

Debí haber sabido que no sería tan sencillo, es decir, mis ideas no son las más fáciles de cumplir, eso lo sé de sobra, además, siempre terminan en una catástrofe —el Andy que se metió a enfermería porque no sabía qué estudiar es el ejemplo más claro—, sin embargo, cuando estuve imaginando esto en mi cabeza no se veía nada difícil.

Mi cabeza: ¿qué podría salir mal? Dignidad no puedes perder, la perdiste cuando se te rompió el pantalón en el transporte público y todo vieron tu ropa interior. Orgullo no tienes desde hace mucho. Sí, existe la posibilidad de que seas rechazado épicamente, pero, de todos modos, no puedes joderte más de lo que ya lo estás.

Yo: Suena a que saldrá mal, bitch, I'm in.

Tomo aire y le doy una última mirada a todo lo que tengo sobre la mesa. Los vasos, cubiertos y servilletas están acomodados en sus respectivos lugares. Ya he servido en los platos lo que preparé gracias a una receta de YouTube que estuve viendo, ni siquiera sé sí es algo decente porque, debido a los nervios, el estómago se me revolvía tanto que si daba un bocado apuesto a que vomitaba todo. Preferí no arriesgarme y no lo probé. No obstante, no huele mal y seguí el tutorial punto por punto, no hay posibilidad de que esto sea un asco.

Sí, casi quemo la franela con la que limpiaba la mesa y pude haber provocado un incendio porque no sabía que, si soplaba con lentitud, el fuego crecía más, pero quitando ese pequeño detalle, todo salió bastante bien. Para alguien como yo, cocinar sin la supervisión de un adulto sin quemar nada, es un enorme logro.

Aunque se supone que yo ya soy un adulto. ¿Dieciocho años contará como ser adolescente todavía? Espero que sí, porque qué horrible es decir que ya soy adulto, ¡apenas puedo vivir y si no muero de hambre es gracias a Edward! ¡¿cómo puedo cargar con el peso de ser un adulto?! Muchas responsabilidades para un chico que no sabe qué está haciendo con su vida.

El reloj de la pared hace el ruido chillante que siempre hace cuando marca una hora diferente. Todo mi cuerpo se pone tenso de inmediato. Son las seis en punto, lo que significa que Edward ya salió de su trabajo de medio tiempo y no tardará nada en llegar a casa, son solo diez minutos de camino, quince si camina lento. Rezo en mis adentros para que hoy decida caminar lento, muuy lento.

Esta mañana estaba bastante decidido a hacer esto, pero el miedo de echarlo a perder me consume. ¿Y si no le gusta lo que hice? ¿Y si cree que estoy siendo demasiado intenso? ¿Y si se intoxica con lo que cociné y lo termino matando?

Esos pensamientos hacen que me sienta más ansioso y nervioso de lo que ya estaba.

Agh, todo es culpa de Edward. ¿Por qué no fue él el que dio el primer paso y de esa manera me evitaba hacer esto? ¿Por qué le hice caso a mi cabeza cuando creí que esta era una buena idea? Vale, solo estoy buscando a alguien a quien pueda culpar, lo sé, pero es que... ¡Ugh! El romance y yo en definitiva no vamos de la mano, estas cursilerías son tan de él y no tan mías, yo muero de vergüenza y nervios con esta clase de cosas.

Una perfecta confusión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora