Pecas - Tsukiyama

Extra - Especial Kagehina

La mañana había sido muy ajetreada para todos, pero más para Yachi, su trabajo como organizadora de eventos no era nada fácil, mucho menos cuando lo que debía organizar era la boda de uno de sus mejores amigos y no encontraba al novio.

Peor aún cuando ese juguete que apretaba, que debía mantenerla calmada, no cumplía con su función. No podía esperar que apretando una pequeña pelota resolvería sus problemas.

Nishinoya llegó corriendo en su dirección y esperaba que trajera buenas noticias, porque sentía que en cualquier momento iba a llorar de la frustración.

"No encuentro mi corbata y Asahi no recuerda cuál es su función" definitivamente quería ir y gritar, pero tampoco quería alterar a su mayor.

Acompañó al ex líbero a buscarla mientras venía practicando con Asahi las palabras que dirían en celebración a los novios, que aún no encontraba, cabe recalcar.

Esperaba que Tanaka, Daichi o quien sea los hayan encontrado…

Volvió a llamar a la seguridad que habían contratado para que le informaran cómo iba la reunión y los invitados, y cercioran que todo esté conforme con la comida.

– Dios, te juro que si haces que Hinata aparezca, me vuelvo creyente.

Tsukishima llegó por detrás de la rubia con una risa nada disimulada que le asustó un poco.

– Pues creo que empezarás a ir a la iglesia más seguido, Hinata viene en camino junto a Tadashi.

– Gracias al… – recapacitando un poco en sus palabras – Esto, nunca pasó. – Dijo firme y salió en dirección a la recepción de los novios, esperaba que Sugawara haya podido tranquilizar a Kageyama y que ya nada más saliera mal.

Todos los invitados empezaron a buscar su asiento correspondiente, más adelante los familiares y amigos más íntimos de la pareja, cosa que había sido totalmente difícil de decidir porque tenían una cantidad increíble de amigos.

Unos pocos de la prensa también se encontraban allí, siendo solamente invitados a la ceremonia más no a la fiesta posterior, a la que estaban invitados una menor cantidad de personas.

Hinata y Kageyama habían concordado en que ninguno debía esperar al otro en el altar, rompiendo un poco la tradición, sino acompañarse hasta llegar allí simbolizando que el camino hacia donde estaban y todos los obstáculos los habían afrontado, juntos.

Definitivamente planear la boda de esos dos había sido excepcional y maravillosa.

Lo mejor de todo no había sido el lindo niño de las flores, ni la ropa de diseñador de todos allí, muchos de esos diseños del gran Azumane. Podría apostar que lo mejor de todo lo que vivieron en la boda habían sido los votos de los novios.

Muchas cursilerías que, aun ahora habían logrado conmover hasta Tsukishima quién había sonreído en felicitación y a Yamaguchi, quien había dejado caer una lágrima para recomponerse inmediatamente.