Capítulo 51. Mensajes de amor

Start from the beginning
                                    

—Primero, a mí me llamas “mamá”— dijo Carrie terriblemente enfadada —y segundo, me da igual el universo, no te vas a ir tan lejos.

—¡No es justo!— lloriqueó el pequeño Darrie con los ojos llenos de lágrimas —¡Papá dile algo!

Dez, que estaba leyendo las noticias en su teléfono, dió un respingo al escuchar la queja de su hijo.

—Darrie... mamá tiene razón, ya nos costó que te fueses a Nueva York tú solo y últimamente no paras de dar vueltas por el país, ¡muchas veces ni sabemos dónde estás!

—Pero...

—Ni pero ni pera— dijo Carrie zanjando la cuestión —ahora vístete, nos esperan en casa de los De La Rosa.

•••

—¡Pero que grande está mi pequeño científico!

Nada más entrar por la puerta Darrie se vió envuelto en un abrazo asfixiante cortesía de la madre de Trish.

—Que bien que estéis todos ya aquí, estábamos empezando a tener hambre— bromeó la mujer.

En el salón esperaban los Moon, Trish y JJ.

—¡Feliz Navidad a todos!— saludó Dez con una sonrisa.

Antes de que pudieran sumergirse en una charla sin fin la señora De La Rosa les empujó suavemente hacia el salón donde la mesa ya estaba lista.

Comieron hasta reventar y cuando la segunda tarta llegó a la mesa Trish soltó un bufido.

—Mamá ¿por qué siempre haces tanta comida? No podemos más.

—Bueno, yo un trocito de tarta si me comería...— murmuró Austin que no dejaba de mirar el delicioso pastel de chocolate.

—En ese caso te cedo los honores para partirla— dijo la madre de Trish poniéndola delante del rubio.

Mientras lo hacía guiñó un ojo a Ally, aunque el gesto pasó desapercibido por el resto de personas de la mesa.

Austin cogió el cuchillo y lo hundió en el chocolate, pero cuando estaba levantando el pedazo de pastel para ponerlo en su plato algo hizo que casi se le cayera al suelo.

De dentro de la tarta, que estaba hueca por el centro, se derramó una avalancha de M&M's rosas y azules.

El hombre se quedó paralizado sin saber qué hacer o qué decir. Abrió la boca lentamente pero ningún sonido salía de su interior así que volvió a cerrarla.

—¡Uno de cada!— exclamó Trish riendo —¿no es fantástico?

Austin la miró y empezó a asentir, era como si tuviera todos sus sentidos embotados, ya sabía que iba a ser padre pero descubrir que iba a tener un niño y una niña había hecho que pareciese más real.

—Feliz Navidad cariño— susurró su mujer en su oído.

Le dió un pequeño beso en la mejilla y le pasó el sobre que casi había olvidado. Con las manos temblorosas lo abrió y sacó cuatro fotos, eran ecografías. En ellas había claramente dos bebés, incluso se podía ver como uno de ellos se chupaba el dedo.

En ese momento el estridente sonido del móvil de Trish interrumpió la idílica escena familiar. La mujer lo cogió, aceptó la llamada entrante y puso el altavoz para que todos pudieran oírlo.

—¿¡Lo habéis visto!?— la aguda voz de Megan se propagó por todo el salón de los De La Rosa.

Los cuatro amigos se miraron sin saber que era lo que tenían que haber visto.

When Future Becomes Past.Where stories live. Discover now