Últimamente, en estos últimos tres días era la única respuesta que recibía. No había tiempo para Ni-ki, solamente tiempo para practicar. Eso hacía que el estado de ánimo de chico bajara.

Cada vez que quería verla, ella no podía, lo único que lo mantenía cuerdo eran los pocos mensajes que sé mandaban en las noches.

Él trataba de entender, pero también quería estar con Yewoo, pero al mismo tiempo pensaba que él estaría muy apegado a ella y la agobiaria, eso era algo que no quería.

No quería ser un mal novio.

— ¡Ni-ki! — la voz que tanto quería escuchar le llamó para después ser estrechado por un par de brazos. — Te extrañé.

Ni-ki bufó negando con su cabeza.

— No parece. — Insistió para así molestar a la chica. Yewoo frunció el ceño mientras que hacía lo mismo con sus labios, dándole una hermosa vista de su rostro natural. — Te vas a arrugar. — colocó su dedo justamente en la pequeña arruga que se le marcaba en la frente a la pelinegra.

— Claro que te extrañé, tonto. — se desprendió el abrazo, algo que el rubio no quería, pero no dijo nada. — Estoy entrenando mucho, quiero estar muy preparada y que tal sí en una de esas me cae una beca para ir al extranjero.

Para ese momento, ella estaba dándole la espalda a el japonés. Niki sintió un peso en su corazón al escuchar aquella posibilidad.

— ¿Quieres irte de aquí? — trató de sonar neutral, pero el ligero eje de tristeza le dejó expuesto.

— No, pero estudiar en el extranjero es bueno, ¿No? — le encaró con una sonrisa, pero Ni-ki solamente se preocupó. Se sentía mal no poder estar igual de felíz a cómo se veía su novia ante tal noticia.

— Bueno... — jugó con sus manos, algo nervioso. — Estudiar afuera no siempre es lo mejor...

Eso hizo que Yewoo se extrañara de la actitud que el japonés tenía. No estaba seguro de lo que decía, tampoco hablaba con el tono burlón con el cuál siempre se hablaban, si no que estaba más callado de lo normal.

— ¿Qué ocurré? — la pelinegra se acercó hasta el cuerpo del rubio y enredó sus brazos en el cuello de él. — ¿Me extrañarías sí me voy al extranjero?

— No. — mintió sin mirarle a los ojos. Yewoo se burló y cuando el japonés se iba a defender, lo único que recibió fue una ligera presión en sus labios acambio.

— Claro que lo harás.

Había pasado un mes y la competencia estaba a la vuelta de la esquina, literalmente faltaba un día para que Ni-ki pudiera gritarle a su novia mientras ella corría contra otros chicos y ganaba

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Había pasado un mes y la competencia estaba a la vuelta de la esquina, literalmente faltaba un día para que Ni-ki pudiera gritarle a su novia mientras ella corría contra otros chicos y ganaba.

En los últimos días, la pelinegra se dió cuenta de que no pasaba el tiempo que quería con su novio. Dejó por un momento el entrenar y salió por un par de días con Ni-ki, teniendo citas y algunos besos...

Pero el día de la competencia fue diferente.

Era un lugar sumamente gigante con metros y metros de largo, con un camino rojo con líneas blancas en forma de círculo las cuales los competidores usarían para su competencia. Las gradas comenzaban a llenarse poco a poco de personas, por un lado los del equipo de varías escuelas y del otro, los padres y familiares de la escuela dónde Yewoo estudiaba, ahí estaban Ni-ki y sus amigos sentados en una de las primeras gradas para que pudieran filmar perfectamente cuando la chica gane.

— Mira, ahí está Yewoo. — Sunoo apuntó hacía una esquina dónde salían los cuerpos algo robustos de los chicos del grupo de atletismo y por último, su novia, su chica, la cual pasaba las palmas de sus manos por sus piernas, para quitar el nervio.

— Se ve muy nerviosa. — Comentó Ni-ki con preocupación, mordía su labio inferior para retenerse de bajar e ir con ella.

Se veía linda, o sea siempre se veía linda, pero en ese momento, con la camiseta del equipo y su apellido en la parte de atrás se miraba increíble. Tenía su melena recogida y su flequillo se movía de lado a lado cada vez que ella caminaba.

A lo lejos los demás grupos se acercaban, ahí con los que competirían ese día.

— Oh, no sabía que la competencia de las mujeres era hoy. — un chico de otra escuela habló al chocar su mirada confiada con la de una nerviosa Yewoo. Ella tragó saliva.

— Idiota... — su compañero se burló, con una risa y mirada incrédula hacía la chica. — Ella va a competir contra tí.

— ¿Qué? — río sin creerle. — ¿Esa niña va a competir junto a mí? Vaya, bueno, supongo que ya queda claro que no será competencia.

Aquello lo recalcó al momento en el que se posicionaba junto a Taehyun, Yewoo y otro chico.

— Cuidado con lo que dices, amigo. — El primero habló con seriedad, evitando meterse en problemas. — No vengas a molestar.

El otro chico solamente alzó su ceja mientras se cruzaba de brazos, con una actitud que no le gustó para nada a la pelinegra.

— Uff, solamente tendré que ganarle a los otros dos idiotas, porque con esta chica ya tengo el trofeo en mis manos...

Entonces recordó cuando su hermana le defendía en el kinder. Yewoo recordaba a la perfección como su hermana mayor salía a defenderla cuando le trataban mal en su grupo. Siempre aparecía, aún nadie la había llamado, ella siempre estaba ahí. Se acercaba a los niños malos con seguridad y después de compartir unas lindas y, sobretodo, no amables palabras, le dejaban ir.

Podría hacer lo mismo.

— Házme un favor y cállate. — interrumpido el discurso que el chico anterior estaba dando con tal de rebajarla. Yewoo era conocida en su equipo por ser callada, amistosa y nunca me metía en peleas, nunca la veías maldecir, no en voz alta y tampoco le habías visto molesta. Así que, fue de sorprender que ella saliera en contraataque.  La pelinegra se levantó del banco y se acercó lentamente hacía el cuerpo de chico ese que la molestaba. — No me conoces, así que deja de subestimarme y tratar de rebajarme o te daré un golpe en la cara.

Él río ante su amenaza.

— Puedes hacerlo, adelante. — volteó la cabeza entregándole en bandeja de oro su mejilla. Yewoo apretó sus puños. — No me dolerá, porque eres mujer.

Eso le hirvió la sangre y estuvo a punto de tirarsele, sino fuera porque sintió unas manos abrazar su cintura y jalarla hacía atrás.

— Vuelve a decir una estupidez cómo esas y no sólo ella te golpera. — Era Ni-ki y sus amigos los que habían bajado con rapidez al ver el cuerpo tenso de Yewoo desde las gradas. Heeseung, el cuál había amenazado volvió su mirada a Yewoo. — ¿Estás bien?

Ella asintió un poco mientras sentía aquél abrazo de Ni-ki, el cuál se aferraba en la cintura de su novia de espaldas a él.

— Suerte, vencelos. — dijo y le dejó un beso en su mejilla poniendo roja a la pelinegra.

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