━ Aunque la pequeña e introvertida niña este sufriendo, de su boca no saldría ninguna palabra, porque está herida.
Dónde después de una dolorosa muerte la vida de Seo Yewoo cambia para mal, y trata de encargarse de todos los problemas que su her...
¿Por qué había aparecido un prendedor amarillo en el cabello suelto de Yewoo? Eso la hacía ver linda, realzaba su rostro y Soobin no fue el único que lo notó.
— Te ves b-bonita. — el castaño sonrió, mientras jugaba con las asas de su mochila para calmar sus nervios. Yewoo sonrió sintiendo su rostro tintarse de rojo.
— ¿Qué dices? — llegó hasta estar frente a él. — Estoy con el uniforme.
El chico río un poco, mientras señaló el prendedor de mariposa amarilla. Yewoo abrió su boca, sintiéndose insegura de como se veía.
— M-Me lo puedo quitar... — hizo el amago de quitárselo, pero Soobin rápidamente le tomó la mano y la abrazó entre las suyas. La pelinegra sintió lo caliente que estás estaban y sonrió un poco. Se sentía lindo que alguien te tome de las manos, más sí tenía las manos más grandes que las tuyas. Era como sí te protegieran.
— No, te ves bien así...
Ni-ki, el cuál iba saliendo de ahí junto a sus amigos se quedó quieto mirando la escena que los dos enamorados estaban dando. Escuchó a su lado el chillido de Sunoo al ver a Soobin junto a su pequeña amiga.
— ¡Mira, mira! ¡Le agarró la mano!
— Se ven muy lindos juntos, Jungwon tenía razón. — Sunghoon sonrió para observar a todos, los cuales asentían a su idea, manos Ni-ki. — ¿Estás bien, Niki?
Todos voltearon a verlo, pero el rubio no quitó su mirada de ellos dos. Cuando alguien carraspeó caso en su oreja.
El japonés negó, soltando todo el aire que tenía en sus pulmones, se cruzó de brazos y volvió la mirada a sus amigos
— Me tengo que ir, acabo de recordar que mi mamá me dijo que la ayudara temprano. — comenzó a caminar lentamente hacía otra parte de la escuela, a lo lejos escuchó a los demás despedirse hasta que los perdió de vista.
Ahora haría algo que nunca pensó hacer.
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¿Por qué los había seguido hasta el cine? Bueno, verán: Ni-ki quería que Yewoo estuviera a salvo. No porque, bueno, quería saber que harían porque su curiosidad estaba matandolo y si no los hubiera seguido, probablemente estuviera realmente nervioso en su habitación, mordiendose las uñas.
Estaba –no tan– seguro de que no se habían dado cuenta de él, les llevaba como mínimo, unos díez pasos. Observaba los movimientos raros de Soobin y mordía su lengua para soltar una barbaridad al ver el lenguaje corporal de Yewoo, el cuál mostraba que estaba algo tensa e incómoda.
Bien, ella no estaba muy acostumbrada a que un chico pasara su brazo por encima de sus hombros, obviamente estaría tensa si es la primera vez, pero bueno, en este caso Ni-ki estaba alterando en su mente todo lo que pasaba. Así que, literalmente corrió cuando vió que a la pelinegra se le estaba a punto de caer las palomitas que Soobin le había dado, pero alguien se le adelantó a tomarle el brazo con cuidado y tomar el bote de palomitas: Soobin.
