|| Cinco años después... ||
Al levantarme de la cama me planto frente al espejo y me observo de pies a cabeza.
Paso mis dedos entre las hebras de mi cabello, el cual en este momento se encuentra corto; hace tres años comenzó a crecer nuevamente y hoy lo tengo pasando mis hombros, extrañaba bastante ver mi cabello.
Coloco mi bata de seda y envuelvo mi cuerpo en ella, calzo mis pies con unas pantuflas y al voltear veo un hermoso girasol en la cama. Lo tomo con delicadeza por el tallo y sonrío.
Bruno ha dejado cada día un girasol para que cuando despertase lo viese y me animará un poco la mañana.
Salgo de la habitación y bajo hacia el comedor en donde se encuentran mis hijos con Bruno desayunando.
—Buenos días, mami —dice Benjamín con una sonrisa.
Beso su frente y Naim se levanta para abrazarme por la cintura.
—Mamá, buenos días —remuevo su cabello con sutileza y también beso su frente para luego sentarme al lado de Bruno.
—Buen día, dea —toma mi mano entre la suya y besa mis dedos.
—Buenos días, italiano —sonrío.
—¿Cómo te encuentras, mamá? —cuestiona Naim antes de llevarse un trozo de melón a la boca.
—Muy bien, cariño —lo observo—. Pero eso no importa, más bien lo importante de saber es si... —cruzo mis brazos sobre la mesa y observo a mis hijos— ¿Hicieron sus tareas? —entrecierro mis ojos.
Ambos se observan y ríen.
—¡Sí, mamá! —dicen al unísono.
—Así me gusta, mis niños —sonrío de lado.
—Bien pequeños, espero que estén listos porque su abuela está aquí para llevarlos al colegio —informa Bruno señalando a la puerta en donde se encuentra Antonella de pie con una sonrisa.
Ambos se ponen de pie y corren a abrazar a su abuela.
Sonrío al ver esa escena tan tierna.
—Vayan a buscar sus cosas y la abuela los lleva al colegio, amores —los niños suben a sus habitaciones y Bruno se acerca para saludar a su madre—. Ciao figlio mio —dice ella sonriente.
—Ciao, cara mamma —susurra Bruno y se separa.
Me levanto de mi asiento y camino hacia ella para abrazarla, la hermosa mujer me devuelve el abrazo de forma tierna.
—Ciao, bella —acaricia mi cabello—. ¿Cómo te encuentras, cariño? —se separa de mi cuerpo y me observa directamente a los ojos.
—Muy bien, Antonella —sonrío—. ¿Usted cómo ha estado? —la observa.
—Mejor que nunca —los niños bajan.
—Estamos listos, abuela —dice Naim al bajar junto a su hermano.
—Se comportan bien, mis niños —beso las mejillas de ambos—. Los quiero mucho —ellos sonríen.
—Nosotros a ti y a papá también —ambos me abrazan y luego a Bruno para irse con su abuela.
Observo por el gran ventanal como el coche de Antonella desaparece. Siento los brazos de Bruno abrazar mi cintura y veo su rostro sobre mi hombro.
—¿Irás a la empresa hoy, dea? —susurra y asiento.
—Estaba esperando que los niños se fuesen para cambiarme e irme —volteo quedando frente a él y colocando mis brazos sobre sus hombros mientras con una de mis manos acaricio su cabello.
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PERDICIÓN © #3 [✓]
Teen Fiction-¿Vas a matarme acaso? -elevo mis cejas-. Que valiente de tu parte. Sí, de seguro será mejor matarme sin que yo sea capaz de poder defenderme -bajo mi mirada-, sé que temes que pueda derrotarte, Petrov. -Tú nunca matarías ni a una mosca, Cobra -me r...