Capítulo II.

75 11 8
                                    


Ya lista para ir al instituto, bajé a la cocina donde estaba mi madre en su computador y me saludó.

—Buenos días Yana, ¿A qué hora tienes que estar en la prepa hoy?

—Creo que a las 7:30 —respondí con un tono algo ronco.

—Está bien, A las 7:00 salimos entonces, para que no se haga tarde. Recuerda llevarte otro suéter, esa sudadera está muy delgada.

—Ma, está haciendo mucho calor como para llevarme otro suéter —dije acercándome al refrigerador, saqué leche y del estante agarré galletas.

—No importa, parece que va a llover y necesitas un suéter, sube y ponte uno o yo subo y te lo busco.

Subí a mi habitación porque sabía que mí mamá era capaz de ponerme un abrigo afelpado.
Bajé de nuevo está vez con una sudadera más gruesa esperando su aprobación.

—Qué obediente ¡Eso amerita un café! —respondió feliz y dirigió una sonrisa animada hacia mí.

Mi madre era para mí un sinónimo de ternura, aunque su preocupación en algún momento me hará morir de un golpe de calor.

Me acerqué y acaricié su cabello rizado solo para seguir hablando.

—Bueno, estaré preparando mis cosas Ma —dije y me alejé.

Al estar caminando hacia mí habitación me quedé absorta en mis sentimientos, preguntas paseaban por mi mente «Cómo será la preparatoria? ¿Los maestros serán buenos?»

Sostuve mi mochila y ya con mis pertenencias guardadas bajé a la sala de estar, dónde encontré a mi madre esperándome para subir al auto y poder ir a la esperada escuela.

—¡Samira, ya nos vamos! —gritó mi madre a mi hermana.

Sami bajo las escaleras sonriendo y me abrazo diciendo:
—¡Estoy feliz por ti Yany! Espero que te vaya bien —. Sonreí ante sus palabras correspondiendo el abrazo.

—Gracias Sami, Estoy demasiado nerviosa...

Mis manos comenzaron a sudar demostrando que efectivamente estaba nerviosa. Sami acarició mi cabeza al sentir mi nerviosismo.

—Lo harás bien, confío en que pasarás la prueba ¡Sí no lo pasas eres gay! —reflexionó aquellas palabras y añadió—. O sea, sé que eres medio gay, y los gays son geniales, pero vas a ser una gay no genial. ¿Acaso quieres ser una gay que no es genial? Yo no quisiera ser eso, ¡así que esfuérzate!

Reí por las palabras bobas de ánimos que me daba y asentí.

—Esta bien Sami, pasaré la prueba para no ser una gay no genial, te quiero —dije caminando hacia la salida.

Sami cerró la puerta a mis espaldas y gritó:
—¡No me hables hasta que hayas pasado la prueba! ¡Te quiero!

Vaya chica que era Sami, siempre me hacía reír aún cuando no me sintiera bien.

En el auto camino a la escuela me sentía bastante tranquila, la música que mi madre había puesto me relajaba mucho, hasta temía por quedarme dormida.

Para no dormirme, miré la ventana y un chico conduciendo una bicicleta pasó a un lado de nuestro auto, se resbaló en la esquina y se cayó.

Honestamente no me gusta reírme de las personas pero me dió demasiada risa como volteó a todos los lados posibles para luego recoger su bicicleta y volverse a subir al asiento, parecía como si hubiera hecho un crimen.

En mi Corazón.Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz