Hace 17 años, Camilla Forbes se enteró de que estaba embarazada de Niklaus Mikaelson.
Deja Mystic Falls una vez que se entera de que había brujas conspirando contra él en Nueva Orleans sin saber que ella estaba embarazada de su hijo.
Los Mikaelson r...
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Sin siquiera darse cuenta, Camilla se había quedado dormida sobre el lomo del lobo después de horas de pedirle que se detuviera o adónde iban.
Por supuesto, ella nunca recibió una respuesta que no fuera un pequeño resoplido molesto, pero supuso que era solo la actitud del amor de su vida.
De todos modos, ella era una vampira con dones mágicos de los antepasados, si terminaron al otro lado del país, lo peor que podría pasar es que tomaran un avión de regreso.
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Cayendo más y más en su estado de sueño, Camilla abre los ojos y frunce el ceño confundida cuando está rodeada de pura oscuridad.
"¡Hola!" Ella grita mientras mira alrededor de los pasillos oscuros.
Casi se estremece cuando los ecos de su fuerte voz rebotan hacia ella.
"¿Hay alguien aquí?" Ella pregunta un poco más tranquila.
Las puntas de sus dedos recorren las paredes oscuras y vacías mientras comienza a caminar por el pasillo aparentemente interminable.
Era como si alguien la hubiera puesto en una habitación sin ventanas y hubiera apagado las luces. No tenía idea de a dónde iba, solo sabía que debía seguir.
Un grito ahogado sale volando de su boca cuando la pared lisa que sus dedos habían estado tocando previamente alcanza lo que parece ser un agujero del tamaño de una puerta. Rozando sus manos alrededor de él, ella trata de sentir algo y una perilla fría la congela.
No sabía qué había detrás de la puerta, todo lo que sabía era que no tenía muchas otras opciones.
Entonces, con gran vacilación, giró el pomo de la puerta que crujía e intentó empujarla para abrirla.
"¿Qué demo-" murmura para sí misma. Levantando las manos con frustración, grita: "¿Por qué pondrías una puerta aquí si no pudiera abrirla?"
El sonido de un pequeño golpeteo resuena en el pasillo. Volviéndose rápidamente hacia el lugar de donde provenía el ruido, jadea cuando ve una pequeña luz que viene desde la distancia.
Entrecerrando los ojos, trata de concentrarse en la figura que se acerca, pero fue en vano. Cuanto más se acercaba, más difícil se volvía a ver. Era extraño, era tan brillante pero no hacía visible nada en el corredor.
Cuando llegó a unos pocos pies de distancia de ella, giró la cabeza en un intento de protegerse los ojos de la luz cegadora. No fue hasta que sintió que la figura tocaba su mano que estaba colocada en la puerta que gritó de miedo.
No era una mano humana, pero se sentía tan familiar.
Todo quedó en silencio, la luz ya no parecía tan brillante, así que abre los ojos lentamente, insegura de lo que vendrá.
