Lo único que necesitaba era mantener su mano en el pecho del cuerpo de Alan, recitar el conjuro sellador e incapacitar al demonio. Cosa que parecía ciertamente imposible. Si te acercabas mucho a Agares, podría matarlo con facilidad.
Dylan empezó a tener un ataque de pánico, sentía que estaban perdidos.
—¡Tío Dylan!
Estefan apareció ante él volando con sus monstruosas alas metálicas.
—¡¿Qué haces aquí?!
—¡Gabriela lanzó a Bael de un precipicio para que le aparezcan las alas, pero ahora no despierta! —gruño Estefan—. Nosotros...
Estefan callo al ver como Agares golpeaba a Catrina.
—¿Mama...?
—Yo iré a ver a Bael, tu ayuda a...
No faltó que le dijera que hacer, Estefan voló a gran velocidad y furioso hacia Agares. Dylan se dirigió hacia la entrada de la cueva cuando vio a su sobrino apuñalar a Agares con sus plumas metálicas por la espalda.
Sonrió al entender que sus queridos hijos serán la perdición de Alan.
Encontró a Gabriela en el suelo junto a su gemelo. Bael se retorcía y gemía de dolor.
—¡No lo mate! —exclamó Gabriela con alegría—. ¡Mi demonio tenía razón, él solo necesitaba sentir una emoción muy fuerte!
Dylan la miro asustado, Gabriela tenía cachos y unas horribles alas que parecían estar hechas de un fuego negro y espantoso.
—Si que te lancen de un precipicio enorme sin que sepas no te da una emoción fuerte, no sé qué puede dártelo —prosiguió Gabriela.
Dylan presenció como a Bael le salían dos alas gigantes, pero a diferencia de su gemela. Estas eran brillantes y rojas. Parecían hechas del fuego mismo.
Dylan nunca había visto un rojo tan intenso.
—¿Duele cierto? —le pregunto Gabriela.
Bael le devolvió una mirada colérica y roja.
—Cuando esto acabe te mataré —le gruñó a Gabriela con una voz muy ronca.
—Tenemos que ayudar a Catrina y a Estefan —habló Dylan—. No hay tiempo para sus tontas peleas.
Un aullido resonante llegó a ellos, los tres se pusieron en marcha como pudieron. Bael casi se cae porque apenas se acostumbraba a sus nuevas alas, en cambio Gabriela parecía que las había tenido siempre.
Llegaron al punto para ver como Estefan y Agares caían peleando en medio de una tormenta eléctrica que los envolvía a los dos.
***
—¡Liam! —Oliver se transformó apenas vio a su hijo.
Los espectros habían dejado de aparecer de un momento a otro y pudieron avanzar un poco. Estaban a punto de entrar por la abertura oculta cuando vieron a Liam y Alex saliendo de esta arrastrando a Jose.
—¡Liam! —Oliver abrazo a su hijo con afecto—. ¡Estaba tan preocupado!
—Papá estoy bien... —Liam intentaba zafarse del abrazo que más parecía una llave de su papá—. Estamos bien...
CAPÍTULO 11 .- tercer fragmento
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