Cap. #3: Ellos lo valen, y mucho más

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I

—Ojalá estuvieran aquí, suegritos —decía por teléfono.

El peliblanco había hecho una llamada a sus suegros avisándoles sobre lo bien que salieron del parto Darcy y su pequeña Laura. Pero fueron los segundos en saberlo porque había llamado a su casa unas horas antes.

Terminó la llamada y fue a la habitación con Darcy y su bebé. Al entrar, vio que Darcy la miraba con mucha curiosidad y ternura. La negrita se sorprendió al ver que su hija tenía de morena, lo que ella de rubia.

—¿Todo bien, amor?

—S-Sí... —su mirada en posaba en todo el rostro de su bebé— ¿no es hermosa?

—Es igual de bella que su madre.

Lincoln la abrazó a ella y a su bebé, aprovechó para darle un fuerte beso en su mejilla para hacerla sentir mejor. Darcy aprovechó para recostarse en Lincoln por unos momentos, solo así se sentía más segura. El chico se dio cuenta de algo.

—Dime.

—¿Qué?

—Ya sabes.

—¿Saber qué?

—Te conozco desde que tengo once años. ¿Por qué estás tan callada y triste?

En medio de esa sonrisa y curiosidad de madre primeriza, escondía ciertas dudas hacia el futuro de su relación con sus suegros y la mayoría de sus cuñadas. Tenía pensado muchos escenarios con respecto a que Laura fuese muy idéntica a ella. Sin embargo, las cosas en ese momento eran más distintas... y favorables para su bebé.

—Ahora tu madre por lo menos aceptará a Laura.

Lincoln la abrazó con más ternura, no quería que pensase en su suegra, quería que solo se concentrara en que ahora era madre y eran una familia completa. Ya no había nadie más importante que ellos tres.

II

Darcy se había levantado muy temprano, no pudo dormir con tranquilidad durante toda la noche. Muchos recuerdos llegaban a su mente, se mezclaban entre los buenos y malos momentos con la familia de su esposo.

—¿Puedo llevar a la pequeña a la escuela?

—Claro, Lola.

—Genial, Darcy. También la traeré de regreso.

—Eso sería perfecto, tendría más tiempo para resolver cosas de la tienda.

—Descuida, yo cuido de ella por hoy.

—Pero... ¿segura que no es una molestia?

Lola le insistía en que no se preocupara y que ella se tomara su tiempo para resolver los problemas en su negocio. Se llevó a la pequeña con calma, después iría con ella donde sus abuelos.

III

Darcy tenía una tienda de peluches en el centro de la ciudad. Desde pequeña siempre le fascinaron los peluches, tenía de todos los tipos, conocía casi todas las marcas y tiendas que los distribuían porque siempre le pedía a su padres que le compraran distintos. Estudió algo referente a empresas en un instituto, pero desde que acabó la escuela se puso de meta entrar en el negocio de la venta de peluches.

Lincoln fue el que hizo que cumpliera esa meta, y con lo que ganó y ahorró alrededor de varios años trabajando como contador, rentó un lugar en una parte del centro de la ciudad para que Darcy iniciara con su negocio. Para parte de su familia fue algo que no se podía comprender porque eran solo unos chicos jóvenes que quizás se apresuraban a algo que no daba la impresión de ser seguro.

Lincoln jamás iba a olvidar lo que hizo Darcy por él con respecto a su viejo peluche, Bun Bun. Al recoger algunas cosas de su casa, para llevarlas al departamento donde vivía con Darcy, se enteró que su madre había donado muchas cosas a la caridad entre ellas estaba Bun Bun, no obstante, Lincoln le había dejado en claro que su viejo conejo era muy especial para él.

Rita le dijo que era un peluche muy viejo y que un adulto como él no podía discutir por un objeto como ese. Lincoln se fue muy molesto de la casa de sus padres. Rita no lo había donado, solo lo había guardado para que no se lo diera a Darcy, ella tenía la idea de que ella no merecía un objeto de tal valor.

El muchacho tenía planeado dárselo a Darcy por su cumpleaños que estaba cerca, pero ahora tenía que darle otra cosa. La morena no sabía que su novio tenía planeado darle a Bun Bun, por eso, pensó que Lincoln en verdad quería tener a su peluche por nostalgia. Había cierto factor nostálgico, no obstante, el fin era otro.

Después de su cumpleaños, se dedicó a investigar y buscar el lugar donde vendían ese peluche. Fueron un poco más de seis meses de intenso trabajo para encontrar a los fabricantes de ese tipo de peluche.

Se enteró que esa fábrica había cerrado hace años en América, pero que tenía sucursales en países de otros continentes. Lo difícil fue encontrar el modelo de Bun Bun que no tenía continuidad, pero contactar con las distintas sucursales y tiendas para conseguir aquel peluche valió la pena.

—¿Es Bun Bun?

—Lo es ahora. Sé lo muy importante que era el conejito para ti, por eso, me tomé un buen tiempo para buscar uno similar y regalártelo en este cumpleaños.

—E-En verdad... n-no sé cómo agradecértelo.

Ella dejó a un lado el conejito de peluche y le regaló un beso de esos que los tenían distraídos por varios minutos. Al separarse, ella le contó todo lo que hizo para conseguirlo. Su empeño y cariño no fue pasado por alto, es por eso que Lincoln no dudó en darle el mejor de los regalos a la chica que le devolvió parte de sus buenos recuerdos de la infancia.

Ahora Bun Bun decoraba y acompañaba a Laura cada noche, como también Rafo la jirafa, el osito y unicornio de Lola.

IV

Darcy estaba atendiendo en el mostrador con mucha paciencia. Ella tenía dos empleadas, se llamaban Lara y Gloom, eran sus trabajadoras estrellas. Ellas se encargaban de abrir y cerrar la tienda en la mayoría de las veces.

Lara estaba arreglando unos peluches de San Valentín en las vitrinas, cuando de repente a una mujer de cabello castaño le dio curiosidad y entró a la tienda.

—Buenos días, señorita, ¿la puedo ayudar en algo?

—¡Lo veo y no lo creo!

La morena se sorprendió de que alguien gritara en su tienda, al saber quién era la persona que hacía tal escándalo, solo tuvo que tomar aire y tratar de no hacer problemas.

—¡¿No saludarás a tu amiga?!

—Hola... Jordan.

No podía creer que tuviera la desfachatez de decirle "amiga" y, sobre todo, volverla a ver después de que le arruinó su pequeña boda.

02/02/2022

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