Cap. #2: Eso no se lo esperaba

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I

Darcy salía de la preparatoria conversando con unas amigas sobre lo ocurrido en ese día de clases. Después de unos minutos, todas tomaron sus caminos hacia sus vecindarios o centro de la ciudad. Ella se sentó en una de las bancas del parque Ketcham para esperar a su novio.

Lincoln solo tardó unos minutos después de que Darcy se sentara para llegar y llevarla a algún lado para pasar el rato dado que Lincoln no la había podido ver por lo atareado que estaba con su empleo. Salir de la universidad y encontrar empleo en lo que estudió no era tan fácil.

Decidieron ir a una parte del bosque donde se solía acoger a las personas cuando pasaban un día de campo. Aparcaron el coche cerca de la entrada, entraron al lugar y decidieron sentarse en una de las enormes bancas para almorzar.

Ambos se llenaban de caricias y buenas intenciones, no dudaban en dar de comer en la boca al otro y hacer distintas cosas de chicos muy enamorados. Comieron todo mientras contaban hasta lo más mínimo de lo que les pasó estos días.

Pasada una hora, ambos se acostaron en el pasto que rodeaba aquella parte del bosque. Ambos miraban el cielo esperando que alguna nube les diera la impresión de ser algo. De repente a Lincoln le despertó curiosidad algo.

—Darcy, amor.

—¿Qué deseas, corazón?

—¿Por qué te apellidas Helmandollar?

—Porque ese es el apellido de mi padre, je.

—No, me refiero a de dónde proviene exactamente.

—No me digas que quieres sacarme en cara que tu apellido es de la nobleza y el mío no.

—No, no es eso. No quiero presumir... ya no, je. Quiero saber más de ti, mi novia.

Darcy se acostó bocabajo y volteó un poco su cabeza para mirarlo, aquello le pareció algo sumamente peculiar por no decir extraño. Se acercó para acostarse en su pecho y comenzar a narrar.

—¿Recuerdas las clases de historia universal?

—Ciertas cosas.

—¿Recuerdas lo que pasó luego de la Gran hambruna?

—Sí, empezó una inmigración masiva de irlandeses hacia aquí, América.

—¿Recuerdas cuál es la segunda migración masiva que hubo aquí?

—Sí, sí. Le dicen la primavera de los pueblos o la revolución de 1848.

—Empezó desde antes, pero ese año fue de mucha más inclinación y revueltas liberales de corte obrero.

—¿Y eso que tiene que ver con tu apellido?

—Aún no me respondes cuál fue el segundo flujo migratorio masivo?

—Fue de alemanes escapando de las revueltas.

—Bueno, mi tatara tatara... el primer Helmandollar, fue Klaus Hellmannmark.

—¿Klaus Hellmannmark?

—Sí, mi abuelo de ese tiempo se llamaba así.

—¿Tiene algún significado ese nombre?

—Por supuesto. "Hell" significa brillante o claro, "Mann" obviamente es hombre y "Mark" significa marcha, y así se llamaba la moneda antes del euro allí.

—¿El hombre claro marcha?

—Algo así o yo qué sé, sabes que las traducciones necesariamente no son literales. El punto es que al llegar aquí, el hombre de migraciones que registraba le dijo que si quería podía anglosajonizar su nombre para no ser tratado tan mal. Cosas de la época. Igualmente pasó cuando los judios escapaban de la Alemania nazi, anglosajonizaban sus nombres para pasar desapercibidos. También porque en el alfabeto de inglés no hay algunas letras de ellos.

—Eso es cierto.

—El hombre de migraciones sabía algo de alemán, y digo algo porque pensó que mark era por la moneda y no por el sustantivo marcha. Es por eso que para que sea lo más americano posible... lo volvió Helmandollar.

—Cosas del siglo XIX.

—Pero al principio yo creí que mi apellido era de origen británico, es que el apellido Helman sí existe, y abunda en Gran Bretaña e Irlanda. Pero la duda ahondó más por saber la adición de Dollar.

—Supongo que lo que me cuentas lo dicen de generación en generación, ¿no?

—Algo así, amor. Para empezar, mi abuelo, Klaus no llegó a finales de los 40, sino años después. Y todo eso está en un diario.

—¿Años después? ¿Un diario?

—Sí, el diario de la abuela Marcy.

Todo eso contado por Darcy le sorprendió al peliblanco, por el momento tenía la suposición de que su abuelo era esclavista y dio el apellido a sus esclavos, y obviamente que tuvo un amorío con la que sería la abuela de esa época.

II

—¿Qué te sucede, amor? —preguntó con cierta preocupación.

—Ya sabes... lo de siempre.

—¿Y qué es lo de siempre? —estaba muy preocupado.

—¡No te hagas, Lincoln!

Darcy de un momento a otro tuvo un arranque de enojo, pero a los pocos segundos se dio cuenta de que Lincoln solo quería tratar de ayudarla. Empezó a llorar y a abrazarlo.

—N-No es nada, es solo que... recordar las cosas antes de revelar lo nuestro... m-me dejan muy triste.

—Cielo —la abrazó con mucha ternura—, sé que lidiar con eso es agotador y te deja con impotencia para decir muchas cosas, pero... debes ignorarlos, solo eso.

A él también le causaba molestia cuando dudaban de la maternidad de Darcy. Había ocasiones donde algunos eran tan irrespetuosos que pensaban que engañaba a su esposa con la niñera o empleada que supuestamente era Darcy. Sin embargo, había más cosas que le daban un sentimiento de culpa apartados de la tristeza y molestia.

III

Lola se preparó para dormir con su sobrina a pedido de ella. No fue indiferente al grito de Darcy. Aquel grito le hizo reflexionar sobre lo impotente que tenía que estar con respecto a su familia y muchos, sobre todos a Rita, su madre y suegra de su cuñada.

—Tía.

—Pensé que estabas dormida después del cuento que te relaté.

—Aún no puedo dormir. Tía, ¿mi mamá es fea?

—¡No, pequeñita! ¡Tu mamá es hermosa! ¿Por qué preguntaste eso?

—Porque cuando alguien me dice que soy bonita como mi mamá, a veces se quedan callados al verla y suelen irse, pensé que se asustaban... entonces, ¿por qué hacen eso?

Lola Marie Loud tenía que tomar el camino fácil de la mentira blanca, no le correspondía explicar aquello porque ella era menor y eso era problema adulto, sin embargo, Laura ya iba a cumplir seis años, y con el tiempo todo eso tendría que ser abordado de una manera en la que no hubiera resentimientos...

27/01/2022

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