―¡Asiste a la obra de teatro de Bang Yedam y Kim Doyoung este viernes!―. Exclamó la rubia con una amplia sonrisa entregándole el promocional a los chicos que veía pasar.
―Asiste, no te estoy preguntando―. Por el contrario, dijo la otra chica fingiendo una sonrisa. ―A ver, recuerdame ¿Por qué hacemos esto, Yuna?
―No mintamos, ambas queremos ver a Yedam y Dobby juntos, tienen una química increíble―. E:U asintió no del todo convencida. Tenía la sensación de que Yedam pudiera arruinar todo en cualquier momento. ―Y porque la madre de Yedam nos pagó mucho por esto.
―De acuerdo, concuerdo contigo con lo del dinero―. Admitió la castaña, encogiendose de hombros, sería lindo ver a sus amigos juntos, y después de todo, recibiría una amonestación por ayudar. Si no funcionaba, al menos lo intentaron. Una sonrisa apareció en los labios de la chica de collarín, continuando con repartir los promocionales con su característica y adorable amabilidad. ―Asiste o te golpeo, idiota.
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―Mami... Me gusta alguien―. Atacó Doyoung de repente, sorprendiendo a su madre que se encontraba tranquila mirando la televisión en la sala de estar.
―¡Le gusta Yedam, mamá!―. Gritó su hermana menor desde la segunda planta.
―¡Tú cállate, Jinsol!―. Gritó Doyoung de vuelta sintiendo sus mejillas tornarse rojas.
La de cabello azabache soltó una risita colocándole mute a la televisión. ―¿Bang Yedam, bebé?―. El menor asintió lentamente, acercándose. ―¿Por que no me dijiste, mi amor?
―¡Porque es muy extraño y me desespera!―. Chilló, golpeando sus pies repetidas veces en forma de berrinche mientras se cruzaba de brazos.
―¿Qué es extraño?
―A veces es tierno, a veces es frío, me ilusiono y luego me desilusiono cuando habla, toma de la mano o coquetea con chicas lindas―. Con el ceño fruncido, Doyoung tomó asiento al lado de su madre, quien lo miró compasiva. ―Pero es totalmente distinto cuando estamos en prácticas. Es... otro, es lindo y me mira de una manera que me da el impulso de querer besarlo... Y quizá sea porque está centrado en su personaje pero cuando lo hace, me abraza, me dice cosas lindas es tan... ¡Agh!―. Bramó, dejándose caer boca abajo sobre las piernas de su madre.
―Te confunde―. La mayor asumió, acariciando el cabello de su hijo suavemente, pues, sabía que eso lograba calmarlo siempre.
―¡Mucho!―. Asintió y suspiró pesadamente. ―... En la obra él y yo tenemos que darnos un beso y no sé cómo sentirme, porque su crush llegará a vernos y, bueno... eso me desilusiona más todavía.
―Oh Dobby... Mi precioso bebé―. Eunha suspiró, observando el puchero que se formaba en los labios del chico.
―No quiero sentirme así, mami―. Sorbió su nariz sintiendo sus ojos humedecerse. ―¿Y si solo quiere ilusionarme?, soy muy sensible, y él es demasiado lindo cuando quiere.
