# Drama Club | Dodam ✰

Cinco

[ 3 semanas después ]

―¡Bestia!―. Sollozó de nuevo Doyoung de acuerdo a sus líneas. ―¡Despierta, bestia!―. Agitó levemente el cuerpo de Bang sobre el suelo, sin embargo, este no respondió a su llamado.

―Cierren el telón―. Interrumpió la profesora Lee con un pañuelo entre sus manos.

―¿Qué le pareció, profesora?―. Sonrió Yedam acariciando las delgadas manos de Doyoung que aún se encontraban sobre sí.

―Simplemente hermoso―. Sunmi sonrió limpiando las ligeras lágrimas de sus mejillas con su inseparable pañuelo.

La pareja de chicos se sonrieron mutuamente mientras Yedam enroscaba sus manos en la pequeña cintura de Doyoung, atrayéndolo a su cuerpo. El azabache se recostó sobre el fornido cuerpo del mayor, ocultando su rostro en el suave cuello del mismo. Podía escuchar sus propios latidos contra sus oídos al aspirar el suave aroma masculino que desprendía Yedam y una tibia sensación de adueñó de su cuerpo. Miró el perfil de su mayor y más temprano que tarde, se tomó el atrevimiento de dejar un beso en su mejilla, restándole importancia a lo que la profesora decía.

Después de la plática/discusión que había tenido con su hermano mayor, Yedam no pudo dormir pensando en lo que le había dicho. No podía imaginar a Doyoung con Junkyu, simplemente era algo que no podría soportar siquiera pensar por mucho tiempo. Sabía que si Junkyu se proponía algo, lucharía hasta conseguirlo y esa era la peor parte, el mayor de los Bang podía conquistar rápidamente a Doyoung si quisiera. Joder, él era un encanto con todos.

Yedam pensó demasiado la siguiente semana, y aunque fue un poco frío y monótono con el azabache, ello lo hizo analizar atentamente sobre él específicamente. No pasó mucho tiempo cuando llegó a entender por qué a su hermano le gustaba su forma de ser; era simplemente hermoso, su risa no era fingida como algunas otras personas, era sincero y bastante escandalosa. Podía hacer reír a sus amigos con simples anécdotas, era muy cariñoso con los niños, especialmente con los hijos de los profesores.

Cuando Yedam pensaba en ello, su corazón latía eufóricamente sin poder evitarlo, varias veces sus miradas chocaban como si hubiesen estado buscándose y sus mejillas se tornaban de rosa cuando Doyoung sonreía. Sin embargo, nada de ello se comparaba a cuando actuaba, seguía siendo Doyoung aún con ese traje puesto. Era adorable verlo tan centrado en su trabajo que incluso Yedam quiso besarlo antes de la escena indicada por "accidente".

Lía decía que se enamoró, pero Yedam siempre se negaba ante tal hipótesis. Aunque si lo pensaba bien, él solía sonreír cada que recordaba la sonrisa de Kim, sus pequeños ojitos y su risa tan escandalosa. Definitivamente Yedam comenzaba a sentir cosas más allá que simple admiración por Doyoung pero aún se negaba a aceptarlo.

Al princípio a Doyoung le pareció extraño su comportamiento, no obstante, no era discreto y era pésimo mintiendo, pero todas sus dudas se esfumaron cuando su hermana menor, Jisoo, le confirmó sus sospechas. Doyoung sintió su corazón alocarse emocionado y al mismo tiempo asustado, puesto a que el rubio tenía fama de ser el playboy del colegio.

Joder, no quería ilusionarse, pero Yedam era lo que toda persona querría ―dejando de lado su lado casanova―.

―Recuerden que la obra será el viernes de la próxima semana―. Dijo la profesora y ambos asintieron. ―Nos vemos mañana―. Dicho esto, la mayor salió del teatro, dejando solos a Doyoung y Yedam.

―¿Dobby?―. Llamó el rubio en un suave susurro.

―¿Uhm?

―Uhm... ¿le dijiste a Yiren lo de la obra?―. Inquirió, aunque realmente el asunto de la chica azabache y no le importaba demasiado.

Doyoung suspiró con desgano, por un momento su corazón latió desenfrenado y no sabía concretamente la razón.

―Sí, le dije.

―¿Asistirá?―. Preguntó Bang fingiendo un tono emocionado en su voz.

―...Sí lo hará.

―Mami―. Un Yedam apareció en el umbral de la puerta con un puchero adorable en sus labios y un tono de voz aniñado.

―¿Que pasa, mi cielo?―. Habló su madre con una sonrisa, dejando de lado la revista que se encontraba leyendo.

―Tengo algo que preguntarte―. Dijo el chico, caminando lentamente hacia ella y tomando asiento a su lado.

―Claro.

―Dijiste que fuiste al mismo colegio que yo antes, ¿cierto?―. Su madre asintió. ―Y que la madre de Doyoung es amiga tuya y de pap-...

―¿Te gusta el hijo de Eunha?―. Interrumpió Yuna mirando a su hijo, quien se sonrojó inmediatamente hasta las orejas.

―Bueno...

―Ya sé que eres gay... o bueno, eso asumo―. Encaró Yuna con una expresión burlona. ―Y tu hermana ya me contó todo. La obra, Yiren, tu actitud con Doyoung, todo.

―¡Jódete, Jisoo!―. Gritó Yedam hacia las escaleras con el propósito que su hermana menor le escuchase.

―¡Luego me agradeces, imbecil!

―No te juzgaré, Yedamnie, eres mi bebé―. La mayor se estiró hacia el chico rubio y estrechó su cuerpo con el ajeno en un cálido abrazo. ―Ya lo sospechaba.

―Pero ma-...

―Espera, tengo una idea―. Yuna interrumpió, esbozando una amplia sonrisa.

―¿Y eso es?...―. Inquirió Yedam, pero su madre sólo levantó sus cejas.