Capítulo 8 (Primera parte)

140 34 17
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


Minho todavía seguía en estado de shock por todo lo que estaba pasando. Realmente adoraba como se veía el carruaje, y le emocionaba saber que iría a aquel baile. No le interesaba en lo más mínimo disputarse la mano del príncipe, eso era lo de menos; ¡él vería a Chan! Y se sentía feliz; estaba emocionado de poder encontrarlo, sea en el baile o cuando ingresara. Lo único de lo que estaba seguro era que por fin lo vería.


Él apreciaba todo a su alrededor aunque todavía estaba en el carruaje y se sentía embelesado. El camino estaba siendo solo un poco largo y se sentía ansioso por llegar, pero sabía que debía mantener la calma, no faltaría mucho para poder ver a Chan, porque era su principal propósito dentro de todo. Estaba nervioso, y aquel chico que siempre se mostraba confiado había desaparecido. Cada vez la imagen del imponente castillo aparecía frente a él, y sentía cómo la boca se le secaba.


En ese momento, Minho se preguntaba si sería capaz de lanzarse del carruaje en movimiento. Los nervios amenazaban con comérselo vivo, y la única opción que encontraba ante ese revoltijo de emociones era el querer lanzarse de ese carruaje; sin embargo, eso significaba que debía pasar más tiempo en ese cuento, pero no era lo ideal, ya era hora de que saliera de allí de una buena vez.


Poco a poco el carruaje se fue deteniendo frente al castillo, viendo cómo las personas que recién llegaban comenzaban a dirigirse al salón principal, y Minho no dudó en seguirlos. Mirando todo a su alrededor, le sorprendía ver a mujeres y hombres hermosos cuchicheando entre ellos, algunos mostrándose lo suficiente como para poder llamar la atención de quien fuera; parecía que pretendían salir con algún compromiso fijo si es que no llegaban a conquistar al dichoso príncipe. A paso lento fue subiendo las escaleras, aunque en ciertas ocasiones se le acercaban algunas personas con intenciones de ayudarlo, declinando de forma amable.


El joven de cabellos castaños estaba en la entrada del gran salón, teniendo que bajar unas nuevas escaleras, notando cómo todos giraban a verlo. Supuso que estaba tapando a alguien importante a pesar de que era el único quien estaba parado allí, por lo que continuó su andar mientras escuchaba cómo las personas admiraban al príncipe, diciendo que este se veía realmente atractivo, y que si pudieran, hasta las mujeres comprometidas probarían algo de suerte con él.


— Pero... ¿No podía ser una chica? —Cuestionó Minho entre dientes mientras lograba escuchar algunos de los cuchicheos de las mujeres solteras, porque los hombres más estaban entretenidos en otros detalles, como ver si alguna de las chicas lograba poner su atención en ellos después de que el príncipe no les hiciera caso.


Claramente, Minho había olvidado por completo su encuentro con Chan, el aprendiz, porque este claramente le dijo que estaba de cacería con el príncipe aquella tarde en la que él casi se mata en el caballo; y en toda la narración de esta historia se ha estado haciendo énfasis de que es un príncipe... Y como si no supieras que aquí las mujeres no tienen voz. Esto es Cenicienta, Minho. Si hubiera sido una princesa, a ella la comprometían con otro y tú ni siquiera tendrías motivo para estar aquí, así que aprovechemos... Verás que todo saldrá bien, tendrás una bonita sorpresa.

Trapped in a fairytale ¦¦ BanginhoWhere stories live. Discover now