Capítulo 5

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Hada madrina y baile real.


— ¿En serio voy a tener un hada madrina? —Cuestionó Minho, parecía que era una tarea interesante, puesto a que el tiempo pasaba y no sabía cuántos días más estaría metido en esa historia. Ya no se sentía tan paranoico, sabiendo que el baile real se acercaba, era un indicio que estaba cerca del final, y por fin regresaría a su tan ansiada realidad.


¿Podrías dejar de comentar todo lo que estoy narrando? ¿O acaso debo decir "alerta de spoiler" cada vez que trate de hacerlo?


— Honestamente eso te sería de mucha ayuda, la verdad.


El sarcasmo en la voz del bailarín era notorio, y claramente pudo decir que la chica debió haber puesto una cara de fastidio y los ojos en blanco después de su comentario; al menos esos detalles los imaginaba, lo que le hizo esbozar una sonrisa. Se estaba volviendo loco.


Ya habían pasado un par de semanas desde la conversación que Minho tuvo con su "madre", quien le autorizaba a ir al baile real a pesar de la negativa de sus hermanastros. el joven rebuscó entre los baúles algunas prendas de su padre; encontrándose con un traje color negro, que estaba un poco sucio por el polvo, junto a una camisa y una corbata de lazo. No era nada del otro mundo, pero, él no buscaba llamar la atención, o al menos, solo esperaba que Chan lo reconociera.


Él había pasado las noches zurciendo cada una de las prendas, y entallándolas para que no se notara que no le pertenecían, y estaba consiguiéndolo. Todo su esfuerzo se materializaba en aquel traje que estaba colgando de un perchero antiguo para no levantar más comentarios por parte de sus hermanastros.


— ¡Minho! ¡Ven aquí de inmediato!


La voz de su madrastra resonó en toda su habitación, haciendo que ocultara aquel traje lo mejor posible antes de salir de esta. Rápida y hábilmente se dirigió a la sala de estar, en donde se encontraba la mujer, sentada sobre un enorme sillón, haciéndola ver todavía más intimidante de lo que llegaba a ser. Se levantó, comenzando a rodear al castaño, mirándolo de reojo mientras hacía aquella acción.


— Necesito que vayas con Madame Rousseau a recoger nuestros trajes para el baile, están listos desde el último tallaje de los mellizos. —La mujer dejó de rodearlo como si se tratara de su presa, sentándose una vez más en ese sillón, cruzando las piernas—. Trata de no ensuciar ninguno de los trajes.

Trapped in a fairytale ¦¦ BanginhoWhere stories live. Discover now