Un enorme lobo negro sin un brazo empezó a matar al ejército de demonios con facilidad. Con su garra como navaja los partía a la mitad y con sus colmillos despedazaba sus cuellos. Robó sus armas y las usó contra ellos.

-...La Trifuerza te transforma en tu monstruo interno-.

------------------------------------------------------------------

Abrí los ojos, estaba mareado y muy adolorido. Tenía mucho frio, luego me di cuenta que me encontraba desnudo, sucio y repleto de sangre que no era mía.

-¿Qué rayos ha pasado?- pregunté.

-Ha pasado una hora- dijo una voz.

-¡Din!- intenté pararme pero caí de inmediato, mi cuerpo estaba muy fatigado. Después recordé que estaba desnudo, así que busque algo con que cubrirme cuando pude observar con más atención el panorama- ¿Qué es esto?

Estaba rodeado por cientos de cadáveres.

-¿Quién hizo esto?- dije.

-Tú. Tú los mataste a todos sin misericordia-.

Aquello me sorprendió bastante.

-Bueno, de nada, logramos salir airosos de la trampa-.

-¡Dices eso porque no sabes lo que ha pasado! ¡No viste el monstruo en el que te convertiste!-.

-¿Qué?-.

-¡Eras una bestia oscura! ¡Justo igual que Ganondorf! Has caído muy bajo elegido-.

-¡Hey! ¡Tú fuiste quien me dijo que debería buscar el poder! ¡Solo lo estoy usando!-.

-¡No! ¡Él te usa a ti! Tienes que buscar el equilibrio en la Trifuerza o nunca serás digno de ella, te volverás a convertir en esa criatura y mataras sin distinción a tus seres queridos-.

-Si es que para entonces aún queda alguno- caminé hasta la tienda de los demonios en busca de alguna prenda recordando el porqué de mi enojo.

-Solo digo que al iniciar tu travesía no poseías ninguna pieza del poder dorado, solo tu fuerza. No debes olvidar tu propio poder de ahora en adelante, Link-.

Me coloqué una armadura de la tienda de colores negro y marron. Luego voltee hacia Din con confusión.

-Está bien, prometo no perder la cordura la próxima vez- arranqué la manga derecha de la prenda.

Salí de la tienda y caminé entre los muertos, ¿En que debí haberme transformado para acabar con tantos demonios? ¿Qué clase de bestia asesina era? ¿En verdad todo esto era el resultado del poder de la Trifuerza? No tenía opción, si así lo era, estar maldito con este poder era justo lo que necesitaba para traer de vuelta a Zelda. De repente de la más alejada tienda de los demonios un grito me hizo enchinar la piel. Un grito que repetía la misma frase una y otra vez.

Corrí con la poca fuerza que tenía hacia el lugar y entonces lo vi. La cabeza de Zadkiel a un lado de las llamas, suplicando morir una y otra vez con los ojos desorbitados.

-¡Mátenme! ¡Mátenme! ¡Por favor, mátenme!-.

-¡Zadkiel! ¡Soy yo, Link!- coloqué la mano izquierda en su cabeza.

-¡¡Mátenme!! ¡Mátenme!-.

-Es muy tarde, Link. El inmenso dolor por el que está pasando lo ha roto. No volverá- dijo Din.

La miré y luego giré la cabeza hacia Zadkiel de nuevo.

-Debe haber algo que pueda hacer...- los gritos de Zadkiel no paraban- ¡Debe haber algo!-.

La Leyenda de Zelda: El Héroe DoradoWhere stories live. Discover now