Sabiduría

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Era muy difícil vendar con una sola mano la herida donde mi extremidad había sido arrancada pero tenía que hacerlo. Din había usado alguna clase de magia para detener la hemorragia.

-¿Me vas a decir entonces?-.

-¿Decirte que, elegido?-.

Miré a esa luz roja parlanchina parpadear más de lo usual y luego giré la cabeza.

-¿Qué son estos triángulos dorados en el dorso de mi mano?-.

Din levitó alrededor mío y luego habló.

-¿Has esta prestado atención a las historias? ¿Recuerdas el poder que utilizo la reencarnación de Hylia para salvar a todos de la superficie?-.

-Lo recuerdo, el poder dorado o algo así-.

-La Trifuerza, el poder que mis hermanas y yo dejamos en este mundo, no lo ha abandonado, solo se dividió en tres. Permaneció oculto en las almas de las criaturas más adeptas a él hasta que fuera el momento correcto-.

-¿Qué pasa cuando juntas los tres?-.

-Si el corazón de la persona que lo posee esta en equilibrio con valor, poder y sabiduría, sus deseos se harán realidad-.

-Entonces ese es tu plan, voy ir reuniendo los triangulitos dorados hasta completarlo y desear que el mal desaparezca-.

Din no dijo nada.

-Bueno, no importa, ahora tengo el "poder", con ello voy a salvar a Zelda y luego continuaré con tu misión-.

-Parece que hemos perdido bastante en esta misión- Din flotó a un lado de mi herida.

-¡Estoy bien! ¡Tengo que Salvar a Zelda! Podría seguir aunque rompieran todos mis huesos- dije con una sonrisa- pero ahora, el maldito de Ganondorf ha destruido el puente, como se supone que regresaremos.

-Llevas una esencia de mi poder, creo que yo puedo manejarlo-.

Din se introdujo como un fantasma en mi cuerpo.

-¿Q-que estás haciendo?-.

De repente sentí como si jalaran de mí rápidamente y empezara a flotar, todo a mí alrededor comenzó a moverse bruscamente y de un golpe toqué el suelo, encontrándome en medio de un oscuro bosque.

-Bueno, eso fue rápido, ¿Por qué no siempre usamos este transporte?-.

Din salió de mi pecho.

-No podíamos, solo ahora que posees la Trifuerza del Poder, además el viaje sale muy caro, necesitó mucha energía que no tengo-.

-¿Y dónde estamos? ¿O solo escogiste un lugar al azar?-.

-Mi poder nos lleva cerca de la energía de la última criatura con la que hemos convivido-.

-¡Zadkiel!- exclamé y empecé a correr. Nunca me había dado cuenta de lo difícil que era hacerlo sin un brazo.

-¡¿Qué estás haciendo, elegido?!-.

-¿Qué no es obvio? ¡Estoy buscando a Zadkiel! ¡Dijiste que estaría cerca!-.

-Elegido...-.

El tono de Din era raro pero seguía moviéndome hasta que vi algo que me heló la sangre. Deje de correr y abrí los ojos lo más que pude.

-Yo dije que su energía estaría cerca. Nunca dije que...

A unos metros delante estaban dos brazos desmembrados cubiertos por vísceras y un corazón latiendo encima de todo ello. Justo detrás estaba la espada de mi padre clavada al suelo con un letrero colgándole que decía: "Sigue el rastro"

La Leyenda de Zelda: El Héroe DoradoWhere stories live. Discover now