Capítulo 40 - Final

15.7K 820 131
                                    

Después de 15 días, la situación había mejorado mucho. Ya podía estar en casa nuevamente aunque seguía con mi pierna enyesada, mis padres me habían llevado con ellos aunque Clarke no estaba muy feliz con la idea.

Debido al trabajo, y los proyectos que aún tenía que supervisar, no podía estar al cien por ciento conmigo, pero cada que tenía un tiempo libre, pasaba a visitarme. Todo era como un sueño. Excepto porque tenía que ponerme al día con todas las clases que había perdido en la universidad debido al accidente.

Así que sí, estaba sentada haciendo algunas tareas pendientes en mi cama.

La puerta de mi habitación se abrió.

- Hola, amor, ¿me extrañaste?

Mordí mi labio y asentí mientras quitaba la laptop de encima mío. Clarke aún estaba con un traje negro pero se veía malditamente comestible. Se puso sobre mí y me besó con ganas.

- Mhh -gemí-. Alguien tiene muchas ganas.

- Sí, muchas ganas de matar a este imbécil si no se quita de encima tuyo en este momento.

Rodé los ojos, mi hermano se había empeñado en arruinar cualquier momento a solas que tenía con James. Clarke se quitó de encima mío no sin antes decirme una última cosa.

- Ya quiero llevarte conmigo a casa -susurró en mi oído-.

- No irá contigo a ninguna parte -abrió la puerta de par en par-. Si veo que esta puerta se cierra, no vuelves a entrar a esta casa.

Se fue dejándonos solos. Tomé la mano de James y la acaricié.

- ¿Cómo estás, qué tal el trabajo?

- Bien, un poco cansado. He puesto a cargo a otro arquitecto para que supervise tu diseño. Espero que no te moleste.

- No lo hace, a fin de cuentas, aún no soy una arquitecta, sólo tuve suerte.

- Hay personas que tienen el don para ciertas cosas.

Sonreí pero sentía que algo no iba bien entre los dos. Él movía su pie como si estuviera reteniendo algo.

- ¿Tienes ganas de hacer pis? -pregunté-.

- ¿Eh? No, no.

- Entonces, ¿qué es lo que carcome tu cabecita?

- Bueno, en primer lugar, quisiera que tú me comas la cabecita.

Reí y le pegué en el brazo. A veces era un idiota.

- Oye, ya, enserio. Sabes que si algo te preocupa puedes hablarlo conmigo.

- Es que el día del accidente... había recibido una llamada.

- ¿De quién?

- De la embajada.

Fruncí el ceño. La sangre estaba empezando a hervirme. O sea que había ido a verme por eso, y todos estos días había estado tan cariñoso por el mismo motivo.

Él pareció darse cuenta de lo que pensaba porque agregó.

- No, Grace, no pienses en eso. No sólo te fui a buscar por eso, yo...

- ¿"No sólo"? -reí-.

- Yo te quiero Grace, esa es la verdad, sólo tenemos que ir a firmar un último papel y ya podremos seguir juntos sin complicaciones.

- Está bien, firmaré porque ese fue el trato -miré hacia otro lado-.

Tomó mi barbilla para que lo mire nuevamente.

MATRIMONIO EN LAS VEGAS [✔]Where stories live. Discover now