En mi mente

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Sentir. Cuando comienzas a desarrollar sentimientos hacia otra persona y son aceptados le das el poder de destruirte, de lastimarte y de acabar con tu pequeña existencia.

Olive podía explicar durante horas lo lindo que era sentir.

Enoch diría el sufrimiento que podría tener si no sale bien.

Pero para los Adams era completamente diferente, sentir era algo de diario y no podías evitarlo, tenías que lidiar con eso, y lo mejor era no guardarlo para ti, expresarte de alguna manera pero hacerlo.

Olive estaba realmente embobada con Oliver, su linda sonrisa, sus ojos tan oscuros, su mirada tan profunda y la extraña manía que tenía de tronarse los dedos tan frecuentemente.

Ahora ambos se encontraban sentados frente a un gran arbusto con forma de liebre, platicaban del nuevo libro que el chico le había comprado, un libro que ambos habían leído por las últimas semanas por las  tardes.

—Creo que la historia fue buena— Olive asintió un poco de acuerdo —odie el final con todo mi ser—

—Me parece mucho mejor que tuviera un final abierto— Oliver le miro con espanto. Un final abierto? Cómo podía considerarlo siquiera

—Jamas me verás leyendo un libro con final abierto— Olive arrugó la nariz con ligero enfado —debe tener una final, si no que pasa con la historia?— ella frunció en seño. Ella tenía un buen libro que le haría volar la cabeza

—Que opinarias de una chica que debe sobrevivir con su familia no biológica y su padre termina con la vida de dos personas de otro grupo de sobrevivientes— el miro el brillo en sus ojos, era muy lindo, ella se veía tan linda hablando, tan emocionada —entonces no sabes que pasa con eso—

El se perdió, literalmente se perdió en su mirada, esos lindos ojos que le llamaban tanto la atención, tan curiosos y llenos de esperanza y energía

—Entonces enséñame— ambos se sorprendieron por sus palabras, mirándola directamente años ojos continuo —quiero leerlo— ella asintió y ambos se levantaron

El, un poco más alto levanto sus manos a la altura de los hombros de la chica —puedo tomar tus hombros?— la chica sonrió y asintió dándose la vuelta.

El sujeto sus hombros y se dejó llevar por ella. Ambos caminaban con un sonrojo, el sonreía burlonamente y ella de una manera tímida.

Entraron a la casa pero se detuvieron frente de las escaleras presenciando con diversión a los chicos que bajaban, Enoch venia cargando en su espalda a Olivia quien se aferraba fuertemente a sus hombros prácticamente tirándose en su espalda y dando pequeños brincos indicándole que fuera a la cocina.

Olive les sonrió y siguio su camino escaleras arriba guiándose hasta su cuarto en el nunca antes había entrado Oliver.

Era del mismo tamaño que el de el, tenía un gran ventanal dos pequeñas cómodas a los lados de la cama, unas lindas cortinas que parecían ser de alguna tela bastante delgada, un gran librero y una puerta que dirígia al pequeño baño, tenía muchas plantas en especial cactus y cada maseta tenía un nombre. El cuarto estaba pintado de un ligero color naranja y los muebles eran negros dando un lindo toque.

Oliver se sentó en la cama mirando todo a su alrededor, admirando la linda vista que daba, se veían muchos árboles y a lo lejos se alcanzaba a ver el mar. Algún día la llevaría al mar y talvez también llevaría a Bronwin.

—Que piensas?

Oliver volteo a verla, llevaba un libro de mediano tamaño, en la portada se leía "Serendipia", había un gran oso cafe y una chica abrazándolo

Delicia MexicanaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant