🏕️ Capítulo 30 🏕️

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La otra cara de la moneda






No había rastro de Blake por ningún lado, nadie sabía nada de él, era como si se lo hubiese tragado la tierra sin escupirlo en algún lugar. Hace una semana que había regresado a casa, y en todo ese tiempo no había salido de mi habitación, mucho menos de la casa, tampoco había tenido contacto con el exterior y mucho menos había hablado con los chicos. Me estaba alejando. Quería evitarlo, pero ese sentimiento en mi pecho era más fuerte que yo.

Aquel pequeño aparatito llamado celular sonaba una y otra vez a causa de las llamadas de distintos números, entre ellos el de Ashley, Ethan y Nick. Mason no llamaba, él venía personalmente hasta la puerta de mi casa, y después de que la ama de llaves le decía que no estaba dispuesta a ver a nadie se quedaba afuera del otro lado de la reja y sobre el techo del camper mirando hacia mi ventana.

En menos de tres semanas debía entrar a la universidad, por lo que decidí retomar mi vida para arreglar todo lo que tenía que arreglar antes de partir a la universidad de nombre confidencial, porque a absolutamente a nadie le había mencionado a cual había decidido entrar, ni siquiera Mason lo sabía.

Tenía tanto por hacer, tanto por investigar y dudas que aclarar sobre mis padres, Deni, tenía que hablar con Ethan y tenía que aclarar mis sentimientos para con Mason, de lo contrario nunca dejaré de evitarlo como hasta ahora.

No a habido rastro del acosador, lo que hasta ahora es un peso menos con el cual lidiar.

No tenía idea de porque Ashley, insistía con sus llamadas, si casi podría jurar que nunca volveríamos a hablar de nuevo por lo que pasó.

Nick seguramente llamaba para ver cómo estaba.

Ethan había estado llamándome para que nos viéramos como dijo antes de irse del hotel, pero Ethan era la última persona en el mundo que quería ver ahora. No, corrección, es de las últimas personas que quiero ver ahora. Porque antes de él había unas cuantas más.
Pero después de tanto postergar el asunto con Ethan, decidí que era hora de vernos.

— Aquí está su café — la mesera puso una tasa de café humeante frente a mí

— Gracias — murmuré

Tomé la tasa para darle un sorbo al café, sentí como el calor quemaba la punta de mi lengua, aunque no de una forma dolorosa.

— Perdona la tardanza — un agitado Ethan se sentó frente a mí

— No te preocupes, sólo llevo dos horas desperdiciadas de mi vida por esperarte — me encogí de hombros a la par que daba otro sorbo a mi café

— No llevas dos horas aquí — afirmó, como si me conociera lo suficiente como para saber si aquello era cierto

— Sabes lo que es el sarcasmo, ¿cierto?

La verdad si llevaba dos horas en el café, pero mi extrema puntualidad se debía a lo nerviosa que estaba con todo este asunto.

— Tengo entendido que es de tus fuertes

— Solía serlo — di otro sorbo — Pero la verdad es que últimamente no me siento con humor. Es como si fuera una hada con su luz casi extinta

— Greñas salió poeta. Quién lo diría

Ethan se recargó en el respaldo de la silla.

— Cierra la boca, Vegas. Ya, dime, ¿por qué querías verme?

— No es mucho lo que tengo que decir, pero se que igual te interesará saberlo

— Dilo ya, que como te dije mi humor se a esfumado y no estoy para rodeos

Carrie, vacaciones de verano [Libro 2 ✔️]Where stories live. Discover now