"Espera, no." Solté bruscamente cuando me di cuenta de lo que acababa de decir. "Se suponia que ese comentario debería de haberse quedado en mi cabeza, haz como si nunca lo hubiera dicho. Juro que no intentaba aprovecharme de ti o algo así, sólo tienes que darme Fruit Loops o algo de comer y estaré bien."

Harry rió.

"Relájate, cariño." Él dijo. "Somos compañeros de habitación, ¿recuerdas? Lo que es mío es tuyo."

"Está bien." Destaqué. "Entonces creo que cogeré la cama enorme y las dos pantallas planas."

"Tu cogerás la cama, sí." Harry confirma. Me detuve, insegura de cómo responder a eso, porque lo había dicho bromeando y sarcásticamente, pero la forma en la que el chico me miraba decía que él no estaba siendo sarcástico. ¿Pensaba que cogería la cama grande que se suponía que iba a ser para él desde un principio?

"Vale, el sofá está bien." Insistí.

"Se que el sofá está bien, pero la cama es mucho mejor." Harry debatió. "Por eso mi invitada se va a quedar con la cama, porque soy un anfitrión genial."

"Somos comañeros de habitación ¿recuerdas?" Dije copiando lo que él me había dicho hacía unos minutos. "Y como tu compañera de habitación, te voy a dar la cama para dormir como regalo. Lo tomas o lo dejas."

"Está bien, está bien." Harry rió entre dientes. "Puedes poner la ropa de tu maleta en alguno de los armarios, cocinaré algo de Ramen para cenar para los dos y voy a buscar algo en la tele para ver, si quieres."

"Suena genial." Sonreí por su hospitalidad.

Harry caminó por el pasillo hacia la cocina, dejándome en el salón; mi nueva habitación. Aunque estuviera perfectamente consciente de lo que hacía, no lo había asimilado completamente todavía. Mientras abría mi enorme bolsa, reflexioné sobre lo que podría estar pasando en casa. ¿Habrían llamado a la polícia para empezar una búsqueda? ¿Estarían preocupados de mí al fin y al cabo? Ni siquiera me importaba.

Me preguntaba qué pasaría conmigo después de esta experiencia. Mi repentina escapada no sería buena publicidad para la compañía de mi padre, y desde que esta era la principial prioridad en su vida, sabía que volver a casa pronto no era opción lógica. De la única forma en la que ellos probablemente me dejaran volver a su casa sería si me casara con Matthew, y eso solo podría hacerlo por encima de su cadáver.

Además, la única cosa que Matthew tenía a su favor era su aspecto. Y ahora que, de alguna manera, había conseguido convertirme en el compañera de un chico muy caballeroso llamado Harry, estaba francamente bien con no tener que crear a los hijos de Matthew. La simple idea de tener pequeños Matthews corriendo por la casa era suficiente para hacer que subiera la bilis por mi garganta.

Eché un vistazo hacia el gran sofá que había delante de mí, intentando averiguar cómo hacer para moverlo y que pareciera una cama. Mordiendo mi lengua con concentración, me puse en marcha con el sofá lujoso y busqué una especie de botón de empuje para convertirlo en una cama, pero cuando no pude encontrarlo, di un salto en el sofá y luché con él intentando que por arte de magia se convirtiera en una cama en condiciones.

De repente, el sofá comenzó a desplazarse hacia mí hasta que me atrapó como una especie de sándwich. Grité mientras me apretaba fuertemente, hasta que quedé completamente envuelta de cuero negro.

"¡Ayuda!" Llamé. "¡Esta cosa me está comiendo!"

Escuché una risa profunda de alguna parte de la habitación, que sabía que era la de mi nuevo compañero de habitación, Harry.

"¡No es divertido!" Protesté. "¡Estaba intentando montar la cama y de repente esto ha dedidido aplastarse contra mí!"

Miré hacia la pequeña grieta de luz que podía ver encima mía, y de repente vi una cabeza mirando hacia mí. Harry estaba sonriendo y al mismo tiempo se reía como una niña pequeña, mientras agitava una especie de control remoto hacia mí.

Ready To Run // h.s [Traducción al español]Where stories live. Discover now