Baekhyun se sentía muy nervioso por el silencio absoluto que solo era roto de vez en cuando por las ráfagas de viento que movían su cabello o por las pisadas suyas y de Chanyeol. Aunque quería sonido, odiaba mucho cuando las bisagras de la puerta del granero se movían al abrirla.

—Deja de estar tan nervioso, no pensé que te daban miedo ese tipo de programas —dijo mientras suministraba la cantidad estimada de pienso para sus tres caballos.

—Nada de eso —golpeó la paja con su bota y levantó sus manos, enojado—, no soy un miedoso y yo también veo esos programas, es solo —su voz molesta ahora bajó de volumen volviéndose tímida— que dicen que la última vez que se vio a ese criminal fue como a dos pueblos del de aquí —jugueteó con sus dedos mientras miraba al suelo lleno de paja.

Chanyeol juntó sus cejas mientras levantaba los cubos de metal llenos de comida para luego pasar por el lado de Baekhyun, quien inmediatamente lo siguió como un pollito a su mamá.

—Solo tranquilízate, la última vez que se lo vio fue hace casi quince años —se encogió de hombros mientras lamía sus labios resecos.

—Sí, bueno —brotó su labio inferior, mirando a su alrededor—. Para ti es fácil decirlo, eres todo grande y no te haría daño, yo soy más chiquito —admitió de mal humor, ya que no le gustaba hablar sobre su estatura.

—Baekhyun, debes saber algo —lo miró de reojo mientras se detenía frente a la pequeña caballeriza.

—¿Qué? —sus cejas se levantaron y sus ojos se agrandaron, ya que se puso curioso.

—Tu seguridad para mí, siempre estará por encima del resto —explicó mientras colocaba la comida en los recipientes frente a los equinos.

Las mejillas de Baekhyun se colorearon por ello, no esperaba palabras así por parte de alguien tan serio como Chanyeol; además no sabía cómo sentirse en ese momento, ya que solo quiso sonreír, pero prefirió aguantarse, quedándose en silencio respecto a las palabras de su marido.

—¿Co-Cómo se llaman? —preguntó algo cohibido mientras acariciaba a una yegua de color blanco.

—Nieve —respondió y luego vio como el animal frotaba su hocico contra la mano de Baekhyun—. Parece que le agradas, no suele portarse cariñosa con los portadores —juntó sus cejas, claramente sorprendido.

—¿Es que ha habido otros antes? —dijo de repente, como si las palabras hubieran resbalado por su lengua sin pasar por su cerebro.

—Mi familia y algunos exnovios —levantó sus hombros y miró un poco divertido la cara roja de su esposo— ¿Celoso?

—No seas tonto —desvió la mirada al suelo, no queriendo verlo.

Dejó de acariciar a la yegua, que comenzó a comer y caminó algo nervioso sin ver qué había un pequeño banco de madera en el suelo donde la punta de su pie se metió y lo desequilibró. Chanyeol estuvo queriendo reírse del comportamiento de Baekhyun hasta que vio como fue cayendo al piso, así que se apresuró, pudiendo tomar su mano para jalarlo hacia a él.

—Ten cuidado —le regañó mientras lo sujetaba en un brazo, mirándolo directamente a los ojos—. Casi te matas —dijo preocupado, mirando al chico e inspeccionando que no tuviera alguna herida.

El corazón de Baekhyun estaba latiendo a mil por hora, una de las razones era porque estaba avergonzado de su tropiezo y otra era porque era la primera vez que detallaba muy bien el rostro de su marido. Aunque siempre se veía como un tipo duro y amargado, ahora podía observar que en realidad se veía como el muchacho joven y muy apuesto que era.

—Lo siento —susurró aún teniendo el brazo de Chanyeol, pasando por su espalda para que no caiga—. Ya vámonos, hace frío —susurró, queriendo dejar de mirar al otro porque estaba sintiéndose extraño.

Lirios de fuego || ChanbaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora