Me siento a la mesa, al lado del niño que me han presentado como Taded.

—Escuché que tienen una deuda grandísima con El Mercader. —Dice la mujer.

—Ya la hemos saldado casi en su totalidad.

—Madre, esos no son temas que deban tocarse.

—Solo digo que hay que tener cuidado. Puede tomar algo para así pagar el adeudo.

—Yo jamás haría eso. —Me defiendo.

—Eso lo sabremos cuando te vayas y verifiquemos que no hace falta nada en la casa. —se levanta altanera —. Llévame la comida a mi habitación. —Le ordena a su doncella.

Se retira de la mesa, pavoneándose como toda una señora perteneciente a las altas casas, presumida y déspota.

—Discúlpala, por favor. Es la edad —La vergüenza carcome las mejillas de su hija.

—No hay problema. Descuida.

Pero desde ahora puedo concluir que la Baronesa no es de mi agrado.

—¿Desde cuándo eres amiga de Valentine? Jamás te había visto y ella no recibe muchas visitas. —Me habla el niño amable.

—Tan solo somos conocidas.

—¿Es decir que no somos amigas? —pregunta ella con un gesto sincero —. Yo creí que sí.

—Bueno, si lo somos. Es decir, no sabía que nos llevábamos bien.

—Ahora lo sabes. Tocando otro tema, ¿no vendrías con una acompañante?

—No pudo asistir, tenía algunas co...

—También podemos ser amigos si quieres —irrumpe su hermano —. Soy bueno para guardar secretos.

—No lo eres —se queja el otro, el mayor, quien no ha hablado en toda la noche —. Y no interrumpas a las personas cuando hablan, es de muy mala educación.

—¿La he ofendido, señorita amiga de mi hermana? —pregunta preocupado y niego. —¿Lo ves, Thomas? No ha pasado nada.

—Al menos aprende su nombre si quieres que sea tu amiga. Se llama Emily, es hija de perfumistas, no consideraba a Valentine como su allegada hasta que ella la obligó a hacerlo. Se ha quedado observando los artilugios de la casa por un tiempo mayor al promedio, lo cual significa dos cosas, está detectando que puede robarse o quedó maravillada debido a que nunca ha visto algo semejante, lo cual se explicaría en que es una plebeya y no tiene acceso a objetos tan valiosos.

—¿Por qué siempre te comportas como un hombre mayor? —se queja su hermana —. Tienes once años.

—Ya lo ha dicho el rey Magnus y es buen momento para citarlo: "La edad no define tu inteligencia".

—¿Vas a empezar a hablar del rey Lacrontte? —reclama Taded —. Eres muy aburrido.

¡Por todas las flores del mundo! Nunca había presenciado tantas discusiones en una simple cena familiar. No podría vivir en un ambiente así.

••••

Después de terminar la comida en medio de una riña incesante, Valentine me lleva a su habitación, la cual es un mundo totalmente diferente para mí.

Las paredes están pintadas de lila con escabrosas lámparas de plata y colgantes de cuencas. Una enorme cama cubierta por un mosquetero blanco se adueña del lugar y sábanas en tonos pasteles la cubren por completo.
Una alfombra mullida en terciopelo descansa a los pies de un baúl de madera café y un tocador repleto de cremas, joyas, perfumes y cosas sin sentido terminan el conjunto.

El perfume del Rey. [Rey 1] YA EN LIBRERÍAS Место, где живут истории. Откройте их для себя