9. Confesión

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Jin sujetaba entre sus manos aquella cadena que Nobara había escogido para ella cuando fueron juntas de compras

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Jin sujetaba entre sus manos aquella cadena que Nobara había escogido para ella cuando fueron juntas de compras. Se sintió bien tener algo suyo, seguro que le daría suerte.

No pudo evitar sonreír. Por fin sentía que su relación se estaba estrechando después de tanto tiempo y todos estaban poniendo de su parte para ayudarla.

—¿No te vas a comer eso?

Itadori estaba a su lado observando la magdalena a medio terminar en la bandeja de la joven.

—No, puedes comértelo si quieres—sonrió.

—¡Gracias!

El pelirosa se la comió sin pensárselo dos veces a medida que Jin guardaba la cadena.

—Eres la mejor Jin—dijo con la boca llena de migas para mirar la cadena de la joven—¿La has hecho tú?

—Fue un regalo de Nobara—sonrió dulcemente.

La conservaría siempre. Igual que cada palabra y sonrisa que la castaña le dedicaba. Después de todo, dicen que el amor es el sentimiento más fuerte.

—¿En serio? A mí nunca me regala nada y eso que somos mejores amigos—el chico hizo un puchero un poco frustrado—Pero me alegro de qué os llevéis bien. Al principio erais como el perro y el gato.

—¿Quién era quién?

La de ojos verdes rio ante la comparación de Itadori.

—Tu el perro—sonrió—Eres más juguetona y grande. Nobara es el gato, porque es más peleona y gruñona.

La joven no pudo evitar reír de nuevo. Se imaginó a Nobara como si fuera un gato. Seguro que sería uno de esos gatos muy bien cuidados y con el pelaje brillante.

—Volviendo a lo de antes, yo también me alegro de que ahora nos llevemos bien—sonrió mientras su corazón latía con fuerzas.

El portador de Sukuna sonrió. Se alegraba por ambas chicas.

—¿Y qué tal lleváis el entrenamiento? Ya no queda nada, los de arriba han localizado a la maldición.

—Sí, vamos bien. Estoy lista. Maki es una mentora excelente.

—Sí, es rapidísima.

Itadori colocó su mano derecha sobre el hombro de la joven como muestra de apoyo, a medida que Nobara entraba a la sala y los miraba con una mueca.

—Buenos días Nobara—sonrió Itadori yendo en su dirección.

—¿Por qué estás tan animado?—preguntó mirando a Jin de reojo.

—Suelo estarlo. Tú deberías probar a sonreír más por las mañanas, lo mismo para Fushiguro.

El chico le guiñó un ojo antes de irse y Nobara resopló.

Cadenas | Nobara Kugisaki x OcWhere stories live. Discover now