KING.
❛ SIN AMOR Y
SIN RECONOCIMIENTO ❜
El tiempo fuera solo le había causado más problemas de los que había resuelto a Isabelle Nightly, ya que sus indiscreciones comenzaron a afectarla.
Y su ex novio estaba salie...
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(king, ten ) reunion
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—¡Está bien, ya es suficiente! —espetó Monique.
Habían pasado cinco días desde la superluna. Después del impacto inicial de la pérdida de su magia, Elle... se volvió loca.
La magia estaba en su alma. Su mismo ser. La pérdida de tal poder y calidez la dejó sintiéndose más vacía gracias a lo que alguna vez creyó posible. ¿Era así como se sentía la gente normal? ¿Cómo se sintió antes de que Peter Hale le diera la mordida? Elle apenas podía creer que alguna vez pasó por la vida sintiéndose tan fría.
No era solo la falta de calidez dentro de ella, la magia era un poder emocional. La eliminación contundente de tal cosa de su interior la había dejado sin emociones. Se estaba volviendo imprudente, cualquier cosa por sentir el más mínimo atisbo de alegría o felicidad. Maldita sea, incluso volvería a sufrir el dolor de corazón en lugar del constante entumecimiento.
Elle puso los ojos en blanco hacia Monique. De acuerdo, estaba siendo estúpida con la esperanza de hacer que algo funcionara de nuevo, pero sabía que si fuera Monique en su posición, la mujer francesa sería igual de mala.
—¿Podrías dejarlo así? —Elle resopló.
—¡Regresaste borracha y sola a las cinco de la mañana! ¡Cualquier cosa podría haberte pasado! ¡Ya no tienes defensa, Isabelle! Si te pasa algo, eres tan frágil como cualquier otro ser humano.
Elle puso los ojos en blanco. Es todo lo que había escuchado de Monique durante los últimos días. Ella conocía el riesgo, ese era literalmente el punto. —Tú no eres mi madre —Alcanzó una copa de vino, pero su mano fue apartada.
—Bien podría serlo —La mirada en el rostro de Monique fue una que Elle reconoció como malas noticias. Ella podría haberla empujado demasiado lejos.
Se soltó un suspiro antes de que Elle se dejara caer en un taburete de la cocina con Monique apoyada en la encimera. —¿Cuándo llegan las demás?
—Esta noche.
Elle reprimió poner los ojos en blanco. —Bueno, ¿puedo tener una ultima noche? ¿Cuándo estemos todas aquí, podemos volvernos un poco locas y el verdadero trabajo comienza mañana? —Monique se quedó callada y Elle contuvo la respiración—. ¿De verdad quieres perderte el baile de Mar?
El ceño de Monique se rompió. Para ser una bruja vudú tan poderosa, Marie Laveau realmente tenía algunos pasos de baile malos bajo la manga. —Una noche —Ella juró—. Por los viejos tiempos.
Isabelle sonrió. Eso fue más fácil de lo que pensaba.
—¿Ya llamaste a ese chico? —preguntó Monique, pasándole a Isabelle un vaso de agua.
