Capítulo cuatro

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Pero por supuesto que él sabía su nombre. Conocía absolutamente todo de él. Sabía dónde vivía, el nombre de sus padres y hasta tenía su número telefónico. Una de las ventajas que tenía de poder ser director era que podía tener la libertad de investigar la vida de cualquier estudiante, en especialmente a los que le interesaban más.

LuHan sólo asintió con la cabeza y de inmediato Sehun se dio cuenta lo incómodo que se sentía.

- No lo llamé porque haya hecho algo malo. Puede quitarse esa idea de la cabeza.- le dijo para tranquilizarlo.

El rubio suspiró, notablemente aliviado.

- Entonces… ¿Por qué estoy aquí?

Sehun apoyó los codos encima del escritorio y se acarició la barbilla, pensando bien las palabras que diría a continuación.

LuHan aprovechó de examinarlo mientras esperaba alguna respuesta. Traía los primeros botones de su camisa blanca desabrochados, con la corbata aflojada alrededor de su cuello y los botones de su saco abiertos. Se veía tan sexy que se alegró cuando notó que en ninguna de sus manos traía algún anillo, lo que significaba que no estaba casado. ¿Sería gay? ¿O tal vez tenía a su novia? El simple pensamiento le deprimía.

- Hemos recibido una llamada de su madre, diciendo que usted debía retirarse hoy de la escuela.- comenzó a decir el castaño.- Al parecer, la hermana de ella se desmayó y dado que no está en el mejor estado para trabajar necesita de su ayuda.

LuHan pestañó varias veces. Luego los nervios que sentía rápidamente fueron sustituidos por preocupación. Preocupación por su tía. Debido a que las únicas personas con quien vivía por el momento eran su madre y su tía, entendía lo importante que era para su mamá irla a ayudar.

- Está bien.- le dijo con una calma que no sentía, bajando la mirada hacia sus manos sobre su regazo.- Entonces, ¿Me tengo que ir?

- Sí.- dijo y buscó su mirada con la suya. Quería que lo mirara a los ojos, quería perderse en esos preciosos ojos color marrón para saber qué era lo que sentía.- ya puede retirarse, joven.

La campana del recreo que sonó anunció que eran las diez de la mañana. Sehun vio como LuHan asentía y se colocaba de pie, acomodándose un poco el cuello de su camiseta del uniforme de la escuela. Lo miró enternecido. Él quería decirle tantas cosas, entre ellas, lo mucho que lo deseaba, pero lo que más quería era preguntarle cómo se sentía. Quería preguntarle sobre su familia; saber más sobre su vida privada, sobre sus padres… sobre sus sentimientos.

Al fin LuHan lo miró a los ojos, y lo que Sehun vio, no le gustó para nada. Era el brillo de tristeza que había en sus ojos que le provocaba querer arrastrarlo hacia su regazo, llenarle la cara entera de besos y abrazarlo mientras lo acunaba.

- ¿Se encuentra bien?- le preguntó con preocupación.

- Sí.- dijo mientras le regalaba una sonrisa débil.- estoy preocupadp nada más por mi tía, pero bien.

Oh asintió. Luego arrancó un papel de una pequeña libreta que tenía a mano, escribió algo rápido y firmó.

- Tome.- dijo y le tendió el papel.- muestre esto a la salida de la escuela y lo dejarán irse.

- Gracias.- dijo y tomó el papel.

LuHan se volteó y se acercó hacia la puerta, consciente de que Sehun lo miraba por detrás. Abrió la puerta y antes de salir, la voz del castaño lo detuvo.

- Joven Lu.

Él se giró, mordiéndose el labio al sentirse seducido por la voz ronca y sensual de aquel hombre.

- Quiero verlo mañana después de clases, aquí mismo.

LuHan ni siquiera le preguntó la razón, solamente se sonrojó, asintió y después se fue. Mientras iba caminando en dirección hacia su casillero para sacar su mochila, pudo sentir como la alegría volvía a apoderarse de él.

Su corazón latía alocado, pensando que mañana lo volvería a ver, y esta vez, no solamente para hablar…

El Director - HunHan (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora