CASTIGOS.

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Capítulo 17.

La mirada de Harry era enojo, amargura y molestia extrema. Estaba asustada. Temía lo que podría hacer conmigo ahora.

—Repíteme lo que te dije antes de salir del auto.— demandó con voz ronca y potente. 

Tragué saliva y me obligué a mirarlo a la cara. Me miraba con el ceño fruncido y la mandíbula apretada en espera de una respuesta por mi parte. 

—Quédate en el auto.— respondí mientras jugaba con mis manos.

—Más fuerte.— demandó

—Quédate en el auto.— repetí un poco mas alto que antes.

—¿¡Por qué no me obedeciste!?— me gritó.

Me encogí en mi lugar ante la potencia de su voz. Me hacia sentir pequeña. Dio media vuelta y de un manotazo tiró al suelo un pequeño florero, estrellándolo en pedazos que volaron por el lugar mientras gruñía. 

—Porque...— mordí mi lengua un momento para que las lágrimas no salieran y las palabras se acomodaran en mi mente. —Vi mucha sangre, y .... Me aterré.— solté con un hilo de voz.

—Tendrás que aprender a obedecerme, no me importa si te asustas, desde ahora obedecerás todo lo que te diga y te enseñaré como hacerlo.— dijo de manera dura y se acercó a mi amenazante. 

Cerré los ojos pensando que iba a golpearme, me preparé mentalmente pero no sentí ningún golpe, en cambio, me tomó de la muñeca y me estiró obligándome a caminar con él, abrí los ojos. 

Sus dedos se encajaban en mi muñeca. Dolía. Me hizo caminar escaleras abajo. ¿Qué es este lugar? Un fuerte olor a humedad se filtró por mi nariz, estaba oscuro aquí abajo. Era aterrador. Tenía tanto miedo.

Me arrastró por el amplio lugar encendiendo algunas luces en el camino, pero no las suficientes para ver mas allá. Cada vez apretaba mas mi muñeca y me lastimaba hasta el punto de quejarme y retener el aire para no lloriquear. Pude visualizar con la poca luz, algunas cajas fuertes, y cajas de cartón apiladas al igual que contenedores, no quería pensar en lo que había en dichas cajas y contenedores. 

Al fondo, una puerta blanca grisácea por la suciedad se escondía detrás de algunos estantes altos. Harry soltó mi muñeca un segundo para hacer a un lado los estantes. Tenía miedo de lo que pasaría a continuación, ¿Me meterá a esa habitación y me golpeará allí? Estoy segura que si. Temía preguntar pero me empujaba yo misma a hacerlo.

—¿Qué hacemos aquí?— pregunté tratando de ocultar lo lastimada de mi voz pero sonó fatal.

No respondió. Se limitó a sacar una llave de su bolsillo y abrir la misteriosa puerta mientras maldecía entre dientes. Tomó de nuevo mi muñeca y me jaló empujándome al interior de la habitación. Me tambaleé un poco pero recobré la postura. 

Va a golpearme aquí dentro. Mi cuerpo tembló ante su estatura a diferencia de la mía, me aterraba tenerlo tan molesto delante de mi. Encendió una luz que iluminaba poco. La habitación parecía algo pequeña, y no había mas que un escritorio echo de fierro, una silla del mismo material y una puerta en una orilla. ¿Eso en el suelo es sangre seca? Tragué saliva y retuve un jadeo angustiado. La presión me estaba matando. Si iba a golpearme, quería que lo hiciera ya mismo para que terminara mas pronto. 

Miré a Harry, seguía serio y su ceño estaba fruncido en molestia. Caminó hasta el escritorio, que me parece, estaba clavado al suelo y a la pared. Con otra llave pequeña abrió el único cajón del escritorio. El sonido de las cadenas me perturbó. Cerré mis manos en puño. Esto va a dolerme, y mucho 

The Devil is Beautiful |H.S - A.U.| (+18) -Corrigiendo-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora